Sociopolítica

¿Qué entiende la gente?

Desde antes de acceder al poder, el actual inquilino de la presidencia del Gobierno en Moncloa, Mariano Rajoy, viene asegurando estar convencido de que la gente entiende las duras medidas que habrá de adoptar para combatir la situación de grave crisis económica que padece el país. Y para que la gente lo entienda perfectamente, no se cansa de advertir que los problemas a los que tiene que hacer frente son de mayor entidad a lo imaginado e, incluso, a lo declarado por el Gobierno anterior, al que acusa de dejar una herencia envenenada.

Ahora, metido de lleno en una “precampaña” por las elecciones autonómicas en Andalucía y Cantabria de finales de mes, el presidente Rajoy continúa explicando -para que la gente vaya preparándose-, que deberá seguir “tomando medidas” impopulares, muy a su pesar, que sin embargo no producirán los beneficiosos efectos deseados de forma inmediata, pero que serán producto de la sensatez y el sentido común, si lo que se quiere es crear empleo y aumentar el bienestar de los ciudadanos. Y lo dice con cara de estar plenamente convencido de que así lo entiende la gente, cada vez que un micrófono o una cámara de televisión le dan la oportunidad.
Y la gente parece que entiende que las cosas pintan mal porque le presentan un panorama aterrador donde el miedo es la única sensación predominante. Se propaga el miedo a perder el trabajo, miedo a perder poder adquisitivo, miedo a sufrir una merma en derechos sociales, miedo a padecer un recorte de las libertades, miedo a no disponer de una sanidad pública eficaz, miedo a reclamar cualquier prestación que todavía no haya sido «ajustada», miedo, en definitiva, a ejercer como ciudadano de un Estado del bienestar que debería garantizar beneficios y servicios. Pero todo ello, según el Gobierno del Partido Popular, está en cuestión con las medidas necesarias que han de adoptarse por la magnitud de una crisis económica que cada día presenta peores augurios.
No obstante, las urgentes medidas imprescindibles parecen poder aguardar a la celebración de las elecciones andaluzas, pues lo prioritario es asegurarse el control del último territorio no sometido al poder de los conservadores. Ello posibilita seguir con la táctica del miedo que paraliza toda reacción e impide cualquier cuestionamiento crítico. Así se consigue que la gente entienda que, para crear empleo, haya que abaratar el despido y socavar cualquier contrapoder de los obreros frente a los patronos. Por eso la gente entiende que la ley del aborto deba retroceder a los tiempos en que era delito, no un derecho de la mujer, con la urgencia que, en cambio, no se procura con el matrimonio homosexual u otras leyes igualmente recurridas por el PP. La gente entiende que se proceda al desmantelamiento de Televisión Española, cuyos informativos eran considerados los más creíbles y profesionales de cuántos se podían ver en los medios, pero que fueron frecuentemente discutidos por el partido gobernante, cuyo ideario proclama una liberalización de cualquier servicio público, empezando por el audiovisual. Con miedo, la gente entiende que haya que apretarse hasta la asfixia el cinturón en educación, sanidad, cultura, dependencia, becas, guarderías, etc., pero que las partidas destinadas al Ejército y la Iglesia se mantengan intactas por sentido común y sensatez con las más hondas tradiciones “estamentales” de la sociedad española. Un miedo que se convertirá en pánico una vez se celebren las elecciones que aconsejan no hacer públicas las severas medidas que aún están pendientes de aplicación sobre una gente que todo lo entiende, hasta el incumplimiento de las promesas dadas. Y si no lo entiende, los banqueros, las grandes fortunas y los políticos correrán a explicárselo con el sentido común y la sensatez que reclama una economía global de mercado, la prima de riesgo o el defícit público de una jerga que ellos manejan con una claridad opaca al común de los mortales. Mientras tanto, cual conejos nos mantendremos paralizados ante el miedo que nos provoca un horizonte tan dantesco donde sólo brilla el fulgor de una amenaza metálica y fría. Y me pregunto: ¿Nos dará tiempo a correr antes de escuchar el tiro con el que se pretende salvarnos?

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.