¡Eureka! Por fin lo encontré. Aunque soy un pedazo de matemático (no hay incógnita que se me resista) tengo que decir que ésta me ha costado despejarla.
Foto: procsilasSí, en realidad todo este embrollo que tenemos montado viene por eso, por una indefinición, una interrogación, una incógnita. Catalunya no es nada federal de España (el federalismo no tiene público, porque nadie se identifica con él) y mucho menos una región. No. El problema real es ese, definirla, ubicarla.
La Verdad, como decía Séneca, es sencilla: Catalunya es una Nación dentro de un Estado Plurinacional, España.
La Historia nos sirve básicamente para saber nuestros orígenes, para conocernos. España es algo que nace cuando hace unos 500 años se juntan los antiguos reinos de Navarra, Aragón, Castilla, más Al-Andalus, Asturias y Galicia (no sé si me dejo a alguien).
Imaginad que cuando se realizó está unión, es algo parecido a lo que actualmente pasa con Europa. Quizá dentro de 500 años más, Europa llegue a ser un Estado (formado por muchas Naciones). Bien pues este símil nos vale para poder entender lo que pasa actualmente en el Estado Español.
En realidad estamos ante una nueva y definitiva transición. Después de la Dictadura se hizo una, que llegó hasta donde llegó, pues las circunstancias eran las que eran, pero ese modelo está completamente obsoleto. Ahora hemos de dar otro paso más para normalizar política y completamente el Estado. Existe una ambigÁ¼edad tremenda sobre la palabra España, es una palabra “tabú” pero ¿por qué? Por eso, porque es algo que no está definido (desconocido) pero lo estará más pronto que tarde, pues esta transición es tan necesaria o más que lo fue la primera.
Pero centrémonos en lo que significa una transición. Digamos que el problema reside en que dentro del Estado Español, nadie entiende lo que es eso, España. Como digo venimos de una dictadura feroz que hizo un daño terrible, y ahora hay rencores y rencillas. Sobre todo por parte de los que más acusaron el régimen. Vascos y Catalanes vieron como su lengua fue prohibida y su cultura ocultada.
Entonces nos encontramos que cuando un vasco o un catalán hablan de España, lo hacen en tercera persona y dicen: “Los españoles ….” no entienden que ellos forman parte de aquella unión que se hizo, de este gran Estado nuestro. Pero por otro lado tenemos a aquellos a los que se les llena la boca cuando pronuncian la palabra España (ejem; nuestro expresidente Aznar) y tampoco entienden que ellos por si solos no son España, sino que necesitan de los demás.
Escribo este artículo en castellano (que no español, pues esa lengua no existe) porque afortunadamente en mi tierra, Catalunya, hablamos y dominamos las dos lenguas. Además sé que el catalán entenderá todo lo que aquí expongo, y los que de verdad a mi me interesa que lo entiendan son el resto del Estado (sobre todo allí donde solo se habla el castellano).
Yo me defino como un catalán de Córdoba. Nacido hace 48 años en el Eixample de Barcelona, de padres andaluces. Cuando era pequeño, mis padres nos dejaban a mí y a mis hermanos con mi abuela, y pasábamos los 3 meses de verano en un pueblo de 3000 habitantes de Córdoba (46º a la sombra). Cuando llegabas ya te decían: “Ya ha venío el catalán” y te lo decían con recelo, recelo justificado porque a ellos le habían ocultado la cultura -la información-. Lo siguiente que te preguntaban era: «¿Y allí hablan otra lengua no?», y tú contestabas: «Pues sí». A lo que rápida y lógicamente asentían: «¡Pues estos son independentistas!» Pero insisto: es que yo también hubiera pensado lo mismo si me hubieran ocultado la información…
Han pasado eso, 40 años, pero en ese sentido seguimos más o menos en el mismo sitio. Quiero decir; dudo mucho que un niño por ejemplo de Cuenca sepa decir, buenos días -o cuatro nociones- en Catalá, en Euskera, o en Galego. Más que nada para que cuando crezcan, entiendan mejor esa pluralidad nuestra, tan enriquecedora.
En realidad la raíz del problema del terrorismo de ETA es esa, la ambigÁ¼edad, la indefinición de esa realidad que llamamos España. Digamos que esto es una partida de póquer: cada uno esconde sus cartas (sus sentimientos) y nadie quiere echar la primera carta. Es cuando menos curioso que tras la tregua de ETA, de repente la espada de Damocles del independentismo haya sido relevada por el pueblo Catalán. Porque insisto, esa bandera es la forma de denunciar la no normalización del país, el síntoma.
Pero lo cierto es que yo no he conocido gente independentista. Hasta hace 5 años independentista era un 10 % de Esquerra Republicana (y puede que ni eso). Yo creo que el independentismo no es más que una reacción, un órdago, por así decirlo. Pero lo realmente importante aquí es que por fin alguien ha tirado una carta en medio de la mesa, y eso hará que la partida comience y que todo el mundo termine por enseñar sus cartas.
Un país no es un trozo de tierra, ni tan siquiera un conjunto de personas, un país es simple y llanamente ¡un sentimiento común! Las fronteras de los países se encuentran única y exclusivamente en el corazón de sus habitantes. Y yo sé, de buena tinta, que en el corazón de los Catalanes y de los vascos no existen esas fronteras, pues ellos son tan españoles o más que cualquiera (si el castellano es español, lo que ellos hablan también lo es).
Y eso, y nada más que eso, es lo que en realidad reclaman, su nacionalidad, su diferencia, su integridad.
Barcelona o Bilbao, podrían ser tranquilamente la capital del Estado, y ¿por qué no? El presidente del Gobierno, un catalán o un vasco (lo mismo que en la Unión Europea se cambian los presidentes de turno) eso sería un síntoma de que el país goza de buena salud.
En fin, como podéis ver, aquí hay mucha tela que cortar, y la normalización del Estado es más que prioritaria.
Cuando Cervantes escribió el Quijote, dudaba entre llevarlo a Zaragoza o a Barcelona. Finalmente decidió casar al Quijote con Barcelona (ciudad que él frecuentaba y admiraba). Yo estoy convencido de que él lo hizo a propósito. Á‰l entendió esa pluralidad, esa riqueza nuestra y quiso plasmarla (incluso hizo que uno de sus personajes –el bandolero- hablara en catalán).
No, yo no creo que esté en peligro la unidad de España, sino todo lo contrario, creo que ahora es cuando realmente se va a unir, a fundir.
Querer significa Conocer. Nadie puede decir que quiere a Catalunya o a Euskadi, cuando no la conoce, pero ahora se va a conocer. Yo desgraciadamente no conozco Euskadi, pero mi tierra, la meva terra que es Catalunya sí la conozco, y por supuesto sí la quiero, porque Catalunya… soc jo!