EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Esto de la Democracia debería reglamentarse de modo y forma que todos pudiéramos saber donde están los límites de la libertad de expresión. Esta falta de reglar totalmente la Democracia provoca más de una situación escandalosa como es el caso de lo que está sucediendo en el Instituto de Las Norias, en Monforte del Cid (Alicante) donde un inspector pretende inhabilitar con tres años de suspensión al director del centro y prohibirle ejercer la docencia durante esos tres años. Por cierto, no entiendo esto de tres años de inhabilitación para el cargo de director durante los cuales no podrá ejercer tampoco la docencia. Si no puede ejercer la docencia no estará en el centro y no podrá ejercer como director. A no ser que la cosa vaya más allá y no pueda desarrollar su trabajo en un centro privado. Esto ya no entra en la cosa esta de la Democracia. Esto es muy parecido a lo que les ocurrió a los maestros represaliados que ejercieron durante la República y que fueron inhabilitados para la docencia en la época del franquismo. Así lo pienso yo, si el pensamiento es libre. ¿O no?
Las faltas que se le imputan a este director es haber colocado, como protesta por la orden del consejero de Educación de la Comunidad Valenciana, Alejandro Font de Mora, de que se impartiera la EpC en inglés, haber colocado, repito, una foto del conseller poniéndola boca abajo. La segunda por consentir que se fotografiara dicha imagen y fotografiarse el director junto con un grupo de profesores bajo la misma y la tercera por desobedecer la orden de un superior, del inspector, de que retirara el retrato. Las tres las conceptúa la inspección como faltas graves. En mi opinión solo existe una falta grave y esta es la que se refiere a haber colocado la foto boca abajo con lo cual se generaba un problema de retorno en el riego sanguíneo que pudo suponer un serio riesgo para la vida del conseller, ya que podía haber sido causa de fallecimiento. Cuatro meses boca abajo no hay quien los resista. No se puede jugar con la salud de las personas. Menos mal que no se le acusa, al director, de haber practicado el budú o la brujería, por que podían haberle condenado a morir en la hoguera.
De todos modos considero que la actuación del inspector ha sido sobre todo neutral, aunque en la aplicación de la sanción se ha pasado un “pelín”. Este es mi parecer. Digo esto por que resulta que el inspector en cuestión fue portavoz del PP en el Ayuntamiento de Petrer (Alicante), teniente de alcalde de dicha corporación y concejal de Cultura. Aunque habrá mal pensados que dirán que de neutral nada. De todos modos espero que usted, querido lector, entienda el por qué le he puesto a este comentario el titular de: ¡Que tiempos aquellos! Sería por que sobraban las reglas. Y el sometimiento y la intolerancia también.