Sociopolítica

¿Quién es Yoanis Sánchez?

¿Quién es Yoanis? ¿Se trata de una opositora? ¿De una ambiciosa e inteligente oportunista? ¿De una intelectual perseguida? O lo más probable ¿De una opción política plausible para una Cuba en transición?

Los “Actos de Repudio” organizados abiertamente en Brasil por la dictadura Castrista (en una grosera injerencia en los asuntos internos de “esa hermana” nación) han provocado dos consecuencias inmediatas y esperadas. La primera, que la visita privada de Yoanis Sánchez se convierta en un acontecimiento mediático de primer orden en un país acostumbrado al jaleo propagandístico permanente y la segunda, ha sido la de confortar ampliamente la imagen internacional de la opositora. En cualquier caso, independientemente de cómo se termine dentro de ochenta días ‘sa Tournée Mondiale‘, ésta ya puede considerarse sin lugar a dudas, como un rotundo éxito personal para la bloguera cubana.

Me he pronunciado varias veces en defensa de esta valiente mujer, desmontando la lógica caprichosa des sus principales críticos franceses, así es que no creo que nadie pueda achacarme veladas intenciones. Sin embargo no voy a caer tampoco en el implacable coro de sus admiradores incondicionales que condenan de plano cualquier cuestionamiento que pudiera hacérsele, concerniendo entre otros puntos polémicos, el financiamiento de sus desplazamientos, o el de su actividad opositora, por considerarla infundada o por hacerle el juego a la propaganda oficial. Al contrario, Yoanis Sánchez debería, como se hace en los países nórdicos, publicar su patrimonio personal y las fuentes de su financiamiento, asumiendo limpiamente sus opciones personales. Un gesto de esa naturaleza le haría ganar en credibilidad.

Cuba Libre, de Yoanis SánchezDe esa manera, la principal objeción contra su persona que alienta el gobierno de La Habana y sus corifeos en el mundo entero podría desmontarse sin dificultades. Incluso, si los organismos e instituciones que financian principalmente su trabajo están ‘pagados”’ –como se argumenta sin cesar- por los Estados Unidos. No olvidemos que actualmente es muy normal que los políticos sustenten su actividad por medio de instituciones privadas o públicas. Es un secreto a voces y no vale la pena que Yoanis caiga en el error de creer que está haciendo algo mal, obviando enfrentarse a sus detractores –y a sus amigos- arbolando una transparencia total. Ningún argumento que se inventen sus defensores ni ella misma, podrá contra la evidencia de los hechos, y no hace falta esperar a que venga ningún Salim Lamrani, o cualquier otro de sus críticos para ponerla en un aprieto sobre ese tema en cualquier parte del mundo.

No es un secreto, los Estados Unidos sostienen financieramente a los opositores cubanos y habría que darles las gracias por ello, en lugar de criticarlos de la manera en que lo hace tanto hipócrita y tanto ideólogo de la izquierda caviar. Al menos existe una nación que lo hace sin esconderse; de lo contrario, la incipiente oposición que existe hoy dentro de Cuba no habría podido mantenerse ante el salvaje totalitarismo castrista. En el fondo, el argumento no es una objeción seria, puesto que si La Habana permitiera los partidos políticos y promulgara una ley electoral digna de ese nombre, que contemplase la financiación transparente de los mismos, no habría nada que objetar. Es ridículo y absurdo criticar algo que está provocado, en primer lugar, por la violación de un derecho humano básico que es la libertad de asociación y de reunión.

De paso, Yoanis debería esclarecer sus intenciones futuras con respecto a la política nacional. El molino empujado por los vientos que la presentan como una valiente opositora luchando sola contra el Goliat de la dictadura castrista, tampoco podrá mantenerse moliendo ese grano de manera sostenible e indefinida durante mucho tiempo. Es hora de presentar a todos los cubanos –si es que esas son sus intenciones- un franco programa donde se expresen claramente los puntos y pasos que piensa dar en aras de un proyecto nacional.

Del mismo modo, debería pronunciarse si no tiene intenciones de hacerlo, porque en ese caso, también se calmarían todos los envidiosos que esperan el menor falso paso para tirarla dentro de la hoguera del escándalo fácil dada la ambigÁ¼edad de su posición actual. Porque, vamos a ver ¿Quién es Yoanis? ¿Se trata de una opositora? ¿De una ambiciosa e inteligente oportunista? ¿De una intelectual perseguida? O lo más probable ¿De una opción política plausible para una Cuba en transición?

Lo ignoramos y llegados al punto donde nos encontramos ya tendríamos que saberlo o al menos tener una cierta idea al respecto.

Como persona (y no como la emanación simbólica del ultrajado pueblo de Cuba), Yoanis Sánchez tiene, no sólo el derecho de expresar sus libremente sus opiniones, sino de recoger con orgullo y sin ruborizarse –ni darle explicaciones a nadie además-, el resultado de su impresionante esfuerzo y abnegado trabajo personal al pie del cañón. Otra cosa es si pretende hacerlo en nombre de la Nación cubana. A estas alturas ya no vale escudarse en un “En silencio ha tenido que ser” Se necesita transparencia, no solamente en relación al dinero que se gana escribiendo su blog y alentando el desarrollo de la oposición dentro de la isla, sino con respecto a sus –legítimas- ambiciones personales. Necesitamos saberlo, porque las cuestión va más allá de una básica cuestión de transparencia financiera, sino que trata sobre el futuro de Cuba y eso nos concierne a todos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.