Martes, 25 de febrero de 2014, doce horas del mediodía. Conecto el televisor, me repantigo en el sillón, y me dispongo a escuchar lo que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, nos va a contar sobre el estado de la nación. Comienza Rajoy a desgranar todo lo bueno que ha hecho su Gobierno durante el pasado año y poco a poco me voy dando cuenta de que cada minuto que pasa me voy sintiendo más relajado hasta dejar de sentir el paso del tiempo. De pronto, siento que alguien me da un pequeño puntapié y una voz que dice: ¡Eh! ¡Que te has quedado “frito”! ¿Qué? ¿Qué pasa? dije un tanto confuso, a lo que la misma voz me respondió: “Que estás dormido como un tronco”. Intenté recuperar mi estado de lucidez, y al darme cuenta de que era mi mujer la que me estaba hablando, le dije: “No, no estoy dormido lo que pasa es que escuchando lo que dice el presidente debo haberme relajado demasiado y haber entrado en una especie de éxtasis”. Después de decir estas palabras y poder abrir los ojos y recobrar un poco de visión y claridad pude ver que en la pantalla estaban poniendo publicidad y que la intervención del presidente hacía más de media hora que había finalizado.
El caso, la realidad, es que dormido, relajado o extasiado, no lo sé, lo cierto es que no me enteré de forma directa de lo que dijo el presidente, aunque me queda el consuelo de que quizá fue lo mejor que me pudo ocurrir pues mi corazón y mi tensión arterial no están para escuchar palabras que más bien pueden alterar el sistema cardiovascular y esto a mi edad no me conviene. Posteriormente a través de los resúmenes que los distintos medios de comunicación nos han ido ofreciendo me he enterado de algunas, una de ellas de que este Gobierno ha subido las pensiones, cosa en la que a pesar de mi condición de pensionista no había reparado, no me explico por qué, un aumento de sueldo siempre se nota, será porque ya voy chocheando, cosas de la edad, cualquier día de estos no me extrañaría verme untando la tostada con la pasta de dientes. En fin qué le vamos a hacer. Pero lo que más me ha impresionado es que en uno de esos resúmenes que ha dado la televisión he podido ver al presidente diciendo que “el árbol ha comenzado a dar sus frutos”. Esto me ha dejado bastante perplejo pues no hace mucho decía que él nunca hablaría de brotes verdes y ese árbol, el que según el presidente “está dando frutos”, al germinar la semilla que se enterró en la tierra produce una primera reacción que siempre se materializa en un brote verde. Claro que a lo mejor, cosa de la genética y de los científicos, hoy la primera salida de los árboles a la vida ya no es un brote verde buscando el sol para crecer sino todo un árbol hecho y derecho cargado de ricos y sabrosos frutos. Como dijo don Hilarión, ese célebre y pícaro boticario de la zarzuela la “Verbena de la Paloma”: “Las ciencias avanzan que son una barbaridad”.
En cualquier caso esto del árbol que da fruto me recuerda aquel viejo poema que un rechazado enamorado escribió a la mujer que afectivamente no le correspondía: “En mi puerta planté un pino creyendo que me querías y ahora que no me quieres no puedo sacar el carro”.
Agradeceré que alguien me aclare si el hecho de quedarme dormido o extasiado, haya podido provocar el que me perdiera algo que dentro de todo lo que dijo el presidente tuviera algún interés para nosotros los ciudadanos.