“Yo no sé en qué sentido quiere emplear el término “empeño” asociándolo con el de “trabajo, pero tal y como yo lo interpreto se puede decir que los que trabajan están empeñados hasta las cejas y los que no tienen trabajo también”
Poco, escaso comentario merece la comparecencia de Mariano Rajoy ante los medios de comunicación para darnos cuenta de su gestión el frente del Gobierno en su primer año de mandato. Yo creo que más bien, dado el día que era, 28 de diciembre día de los Santos Inocentes, lo que Rajoy quiso fue gastarnos una inocentada a los españoles, pues se limitó a decirnos lo que ya todos sabemos cuándo lo que todos esperamos es que nos diga que es lo que piensa hacer para sacarnos de la miserable situación en que nos hallamos, pero nuestro gozo en un pozo, Rajoy se limitó a lo de siempre, a quejarse de la herencia que le han dejado los socialistas y a centrar su intervención en lo que, según él, han sido los puntos básicos de sus reformas, recortes o ajustes: La reestructuración bancaria y la reforma laboral, es decir dar más a quienes más tienen, a los banqueros y joder al máximo a los que menos tienen o sea, a los trabajadores. En lo que afecta a lo que más duele, es decir, al bolsillo de los españoles no ha dicho nada. No se ha referido directamente a las subidas del IRPF y del IVA, se podría decir que ni los ha mencionado, eso sí, ha pedido disculpas a los pensionistas por no haberles actualizado sus pensiones con arreglo al IPC, esas pensiones que él dijo que nunca tocaría. Pero de las disculpas no se come.
De todo lo que ha dicho me quedo con aquello de que “si no se hubiera hecho lo que se ha hecho estaríamos peor”. ¡Ah! pero ¿es que no estamos ahora peor que hace un año? ¡Vaya si lo estamos!
Hace pocos días Rajoy nos adelantaba que la cosa iba por el lado de la inocentada. Se veía venir cuando dijo: “Si todos trabajáramos con empeño, las cosas irían mejor”. Yo no sé en qué sentido quiere aplicar el término “empeño” asociándolo con el del “trabajo”, pero tal y como yo lo interpreto se puede decir que los que trabajan están empeñados hasta las cejas y los que no tienen trabajo también. Si por otro lado a lo que se refiere es que hay que empeñarse en trabajar más y más, eso que se lo diga a esos diputados del Partido Popular en la Asamblea de Madrid, Bartolomé González y María Isabel Redondo, a los que han pillado infraganti sentados en su escaño jugando con su iPad y su iPhone, respectivamente, a los marcianitos, concretamente a un juego que se llama “Apalabrados”, un juego online de palabras cruzadas, mientras se debatía el ser o no ser de la privatización de la Sanidad en la Comunidad de Madrid. Estos dos se lo pasaban “pipa” al propio tiempo que estaban estafando a los contribuyentes que son quienes pagan sus sueldos. Pero mira, no los han puesto de patitas en la calle, se han limitado a pedir disculpas y hasta la próxima, porque la imagen que han dado es la de que los parlamentarios no dan ni un palo al agua, pero claro, como los van a echar si la mayoría tienen porqué callar.
Creo que la noticia del día no ha sido la inocentada de Mariano Rajoy, que por cierto yo no sabía que era un bromista, un cachondo mental, ha sido la de estos dos parlamentarios madrileños de su partido que le han quitado el protagonismo en un día tan señalado. ¿O a lo mejor todo ha sido un montaje para que se hablara lo menos posible de la intervención de Rajoy? Son tan maquiavélicamente retorcidos que cualquiera sabe.