El ministro de Economía, Luis de Guindos, nos ha tranquilizado a todos al declarar cuando se han hecho públicos los originales de la contabilidad de Bárcenas que incluyen pagos ilegales a Rajoy cuando fue ministro de Aznar.
Según el periódico “El Mundo” Mariano Rajoy recibió 15,4 millones de pesetas en metálico de manos de Álvaro Lapuerta, metidos en una caja de puros. Este dinero fue cobrado, según los papeles originales de Bárcenas entregados al periódico de Pedro J. Ramírez, que reflejan en la presunta caja B del PP, fue entregado a Rajoy durante los años 1997, 1998 y 1999 cuando estaba prohibido desde 1995 que los miembros del Gobierno no podían percibir dinero alguno cuya procedencia no fuera oficial, es decir, del Estado.
Esto ha causado bastante conmoción en el Partido Popular, máxime cuando el día antes de que “El Mundo” hiciera público este presunto delito de Rajoy, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dijera que “las mentiras no se documentan”, pero, que contrasentido, los chanchullos sí se documentan. Pero a lo que iba, que nadie se asuste, hay para todos, el Gobierno por medio del ministro Guindos, ha manifestado que estas informaciones “no afectan a la estabilidad económica del país”. O sea, repito, habrá dinero para todos, lo que no sabemos con claridad es para quien, pero haberlo haylo.
Está claro que a los españoles se nos desata la fantasía intentando averiguar de dónde saca tanto dinero el Partido Popular para pagar tan suculentos sobresueldos a sus cargos tanto orgánicos como públicos. Ahí es donde debería hincar el diente la justicia, esa es la madre del cordero, aunque hay que reconocer que se ha avanzado bastante, ya hay nombre de empresas y empresarios que han contribuido a que los cargos del PP vivan bien aunque ellos con su constante lloriqueo nos han querido engañar o confundir lamentándose de que su dedicación a la política les hace perder dinero. Este misterio sobre la procedencia del dinero me recuerda esa estrofa de aquella canción magistralmente cantado por la reina del cuplé, Lilian de Celis, que decía lo siguiente: “Dónde se mete la chica del 17, de dónde saca “pa” tanto como destaca. Pero ella dice, al verlas en ese plan: La que quiera comer peces que se acuerde del refrán”. Pues eso.