Real Madrid 7 – 1 Celta de Vigo
Tras comprobar el resultado no nos queda otra que rendirnos ante la evidencia y sentenciar que el Madrid fue mejor que el Celta, o cosas como que el equipo ha vuelto, que hay Liga o que al menos la Champions se encara con un optimismo desaforado, todo verdad, no hay duda, pero con matices.
Es cierto que la segunda mitad fue un vendaval del Real Madrid que se aprovechó de la inercia positiva del gol de Pepe casi al final de la primera parte para sentenciar al equipo vigués en una media hora vertiginosa en la que los blancos metieron sus seis goles.
Ronaldo, al que el público le había silbado en un par de ocasiones, se reivindicó una vez más con cuatro goles como cuatro soles, cada uno de una manera diferente demostrando que es seguramente el jugador más completo de la historia. Un gol de falta, sí por fin, otro de tiro lejano, un tercero de delantero centro y el último de cabeceador nato, cuatro goles para enmarcar una actitud solidaria y repleta de compromiso que certifica que Ronaldo está aquí para tirar del carro, los otros ya veremos.
El resultado lo redondearon Jesé y Bale con dos buenos goles, ambos para recordarnos que siguen ahí, el canario tratando de recuperar el puesto que ha perdido por su propia indolencia y el galés para intentar recuperar sensaciones tras la lesión, ambos imprescindibles, en cualquier caso, para los acontecimientos venideros.
Por lo demás, Mayoral volvió a cumplir con su entusiasmo, aunque apenas tuvo participación, y Lucas Vázquez y Casemiro siguieron haciendo oposiciones a mantener su puesto. Kovacevic, la otra novedad, quedó difuminado por su propia inexistencia e Isco lo intentó pero tampoco acaba de encontrar su lugar.
Todo ello en la segunda mitad, la positiva, pero no podemos olvidar la primera, unos primeros cuarenta y cinco minutos en los que el Madrid quiso, pero no pudo, cegado por su propia incapacidad. El balón no llegaba con fluidez al centro del campo y ello atascaba todo el juego hasta el punto de exasperar a la afición, sobre todo tras la clara ocasión de Aspas, que pudo haber cambiado el rumbo del partido. Un Aspas que luego nos regaló una obra de arte en el gol celtista.
En definitiva, el Madrid se resarció en la segunda mitad de una primera parte muy mala, y certificó que Ronaldo quiere ganar la Champions y que no están dispuestos a tirar la Liga, al menos no todavía, aunque luego todo se verá. Zidane respira tras una semana complicada, y su apuesta por los meritorios parece que le está saliendo bien, habrá que ver si esta decisión es una estrategia o solo un postureo. Como siempre, el tiempo dará y quitará razones.