Aprovechando que el maestro anda por las Américas, las del Norte que no las del Sur, como acostumbra, me apropio de su nombre que tanto dice sin decir, para intentar describir a grandes rasgos y sin pinceladas de genialidad una realidad que nos avasalla a cada compás de Pancho Varona, mientras me enzarzo en una discusión con la farmacéutica de la esquina que insiste en que nunca tuvo pastillas para no soñar.
Si lo que quieres es vivir cien años no hagas nada por desagradar, sigue al pie de la letra los dictados del capital y olvida tu ideología en pos del bien común, que acaba por generar el mal comunal, y luego niega la mayor para intentar recobrar a los votantes perdidos que emigraron hacia los vientos de libertad de otras realidades por soñar. Zapatero dilapidó su herencia en apenas un año por abandonar su ideología y Rubalcaba sobrevive ahora con los rescoldos, en política como en la vida rectificar es de sabios, pero mantenerse firme en las convicciones es de sabios con honor.
Si lo que quieres es vivir cien años deja que los problemas te pasen de perfil, no entres en disputas palaciegas que te puedan desenmascarar, mantente firme en tu inacción hasta que los otros se equivoquen y te traigan la victoria en bandeja de plata, y por el camino vete dejando los cadáveres de tus enemigos revestidos de amigos, y acepta a aquellos que estuvieron junto a ti, por delante o por detrás, armados o sin armar, porque lo que importa es el poder y todo lo demás es parafernalia panfletaria. Rajoy llegará a ser Presidente por el desgaste de su opositor, no por méritos propios.
Si lo que quieres es vivir cien años, no mires el televisor, evita la prensa escrita, que no la online, por mi propio interés, y dedícate a soñar porque a pesar de que el capital insista en ello todavía no se han fabricado las pastillas para no soñar.