Recelos del PP

En la arrancada popular de Sevilla hacia la ganancia electoral en la próxima contienda,  se ha deslizado un mensaje no democrático.  El cambio de Gobierno es ya una necesidad nacional, se ha parafraseado por unos y otros en un día y otro.  La necesidad obnubila la mente y resta libertad. Si por necesidad se ha de hacer algo, la posibilidad de elegir se anula.  Si ha de pasar necesariamente un acontecimiento cualquiera, no ha entrado en juego la voluntad para producirlo. La Nación tiene ¿necesidad?  de PP.  Los gobiernos se eligen, la aclamación no es variable electoral.  Si es el gobierno del PP, el de Aznar vigilante de autonomías y profesor sobre la unidad de España,  con tono intimo catalán, a veces,  y texano mundial, otras; el de Rajoy, líder tumbado de Peridis; el del tenaz aspirante Arenas; el de  María Dolores, desdoblada,  porque quiere gobernar también a los castellano manchegos para sacarles de la secular ignorancia. Que sea  del gobierno de tan altos dirigentes populares del PP de lo que la Nación tenga sed no es más que populismo.  Jaime Mayor Oreja impele al cambio de Gobierno porque no es posible seguir en España «abrazados a la cultura de la muerte» (sic). Provoca recelos la convención popular de Sevilla.