Tras varios días distraído de la actualidad, ésta acumula tal cantidad de sucesos que más bien parece que ha transcurrido, al menos, medio año. Un resumen sucinto, elaborado a partir de los verbos que caracteriza cada hecho, nos permitirá descubrir lo acontecido estos días.
Recesión es aún la tónica de la economía española, a pesar de los diez meses en el poder que lleva el partido que aseguraba saber cómo enfrentarse a la crisis. Las medidas que ha adoptado en este tiempo han consistido fundamentalmente en hacer recaer los recortes del gasto en las clases trabajadoras, a las que también ha suprimido derechos laborales y sociales a través del mayor abuso del decreto-ley jamás cometido en democracia. El empobrecimiento de la población y el retroceso en libertades es el resultado de una política gubernamental que se ha mostrado ineficaz frente a la parálisis de la actividad económica hasta la fecha. Rajoy sigue dudando si solicitar el segundo rescate que demanda Bruselas para aliviar el castigo a que nos somete el mercado. Mientras, se va ala ONU para tener que desdecirse de sus reproches sobrela Alianza de Civilizaciones que impulsó Zapatero y para reclamar por enésima vez la apertura de un diálogo con Londres sobre el “contencioso” de Gibraltar.
Dimisión sorprendente, por inesperada, de la lideresa madrileña, Esperanza Aguirre, entre pucheritos y lágrimas, convocando con urgencia a los medios para comunicar que abandonaba la presidencia de la Comunidad de Madrid y dejando un mar de especulaciones sobre las causas de tan insospechada decisión. Crítica con su propio partido desde posiciones aún más conservadoras -como no estar de acuerdo con la excarcelación del etarra Bolinaga-, y cierta indisciplina con políticas de su propio partido en el Gobierno -como prometer “alterar” leyes con tal de que se construya el macrocomplejo de juego, Eurovegas, en Alcorcón-, la auparon a liderar el desencanto de un sector de los populares y las simpatías de unos medios afines. Asumía un liberalismo “a su manera” que el propio Vargas Llosa glosó en un artículo hagiográfico que es impropio de una personalidad culta, aunque sesgada por la ideología. Habrá que esperar a que Mariano Rajoy sea arrollado por los enanos que le crecen para determinar el alcance de este pasito atrás de la lideresa y la dirección del impulso que toma.
Rebelión de sectores sociales cada día más amplios contra un Gobierno que no para no sólo de poner las cosas más difíciles a los ciudadanos, sino de estar aprovechando la crisis para imponer un modelo de sociedad conforme a su ideología y sus intereses. Hasta las asociaciones judiciales se sienten acosadas por lo que consideran un “ataque brutal” del Gobierno ala Judicatura, debido a una reforma dela Ley del Poder Judicial que creen vulnera la separación de poderes. Ellos se suman a los profesores, sanitarios, mineros y demás colectivos de trabajadores que ven ultrajados sus derechos por las acciones de un Gobierno que reduce el poder adquisitivo de las masas proletarias, a las que hace pagar la crisis, mientras perdona y ayuda a los bancos y amnistía a los defraudadores fiscales. Luego, si la población explota de ira por tanto atropello y pretende hacérselo saber a los que en teoría son sus representantes en el Congreso de los Diputados, el Gobierno, como hizo con los estudiantes valencianos, vierte acusaciones contra los manifestaciones de querer “acabar con la democracia representativa” y los compara con el Golpe de Tejero, reprimiéndolos con una dureza extrema que deja 23 detenidos y 32 heridos.
Represión que se reitera, una vez más, cuando el Gobierno trata de impedir el ejercicio del derecho de manifestación de los ciudadanos, un estilo policial que está caracterizando al mandato de Mariano Rajoy en el Ejecutivo. Amparándose en una conveniente interpretación de la ley, el Ministerio del Interior aplica con rigor las medidas disuasorias y represoras de las Fuerzas de Orden Público contra expresiones pacíficas, aunque multitudinarias, de colectivos que muestran su hartazgo y malestar con la acción del Gobierno. Es preocupante esta política gubernamental y la desafiante actitud de los Delegados del Gobierno cuando justifican lo que es injustificable: tratar como delincuentes a los ciudadanos que están disconformes con un Gobierno que no solo no cumple con las promesas, sino que castiga a los que osan protestar.
Y secesión como penúltimo exponente de lo que es capaz de generar este Gobierno errático y arbitrario. Cataluña emprende el camino a la autodeterminación y abandona la vía autonomista tras el portazo del Gobierno a la petición de un pacto fiscal que diera satisfacción a las necesidades de financiación de aquella comunidad. Se trata de un envite mucho más sutil y peligroso que el presentado en su día por el exlehendakari vasco, Ibarretxe, ya que enfila la salida secesionista por cauces pacíficos, previa elecciones anticipadas y posible consulta soberanista, que no provocan el rechazo de la población, como la vía violenta de ETA y de la izquierda aberchale.
Y todo esto, entre otros asuntos no menos enjundiosos (como la petición de rescate que hará Andalucía por 4.900 millones de euros, el anuncio de Obama de impedir que Irán se dote de armas nucleares o el descubrimiento de un manuscrito que hace referencia al probable matrimonio de Jesucristo) en sólo unos días de ausencia. Ante la frenética dinámica de los acontecimientos, prometo no despistarme más y estar más atento a cuanto ocurre. Palabrita.