Hermanos parias del mundo, desde estas lÃneas os exhorto a rezar un responso por uno de los más importantes sÃmbolos capitalistas de nuestra era, la empresa multinacional General Motors, la cuál hoy, lunes dÃa 1 de junio, ha dicho adiós a su existencia terrenal en el mercado libre y ha ascendido al paraÃso protector de papá estado.
No ha mucho que lo que era bueno para General Motors era bueno para Estados Unidos, y, por extrapolación capitalista, al resto del mundo, pero aquellos tiempos de bonanza llegaron a su fin y ahora toca recapitular y afrontar el futuro desde otro punto de vista.
Primero fueron los vehÃculos asiáticos, más pequeños y más eficientes, que fueron robando mercado al gigante de pies de barro, el cuál seguÃa construyendo mastodontes pasados de moda confiando toda su productividad a los bajos precios de la gasolina. Pero la gasolina subió, y los estadounidenses abrieron sus mentes y ya querÃan el mejor coche y no sólo el coche fabricado en su paÃs.
General Motors intentó entonces abrirse camino en Europa, compró Opel y confió en el nuevo mercado para mantener su posición de privilegio, pero no era ya época para organizaciones rÃgidas sin capacidad de reacción ante los nuevos tiempos.
Hoy ha muerto fulminada por la crisis económica, aunque ya llevaba demasiado tiempo agonizando, simplemente ha recibido la puntilla. VivÃa en el alambre de la gran demanda de los consumidores estadounidenses, los cuáles cambiaban de coche cada cuatro años de media, pero cuando la demanda ha descendido el alambre se ha roto y General Motors ha caÃdo.
Ahora, bajo la dirección de papá Estado, General Motors tendrá que reunificar marcas, eliminar la mayorÃa, y apostar por un tipo de vehÃculo más eficiente, más ecológico y de producción más económica.
Todo apunta que con la crisis estamos asistiendo al fin del capitalismo a la americana y al nacimiento de otras vÃa de crecimiento liberal, pero sostenible.