El pensamiento único es tan peligroso como la alternativa única, un camino inexorable al fracaso más absoluto, porque lleva consigo la resignación y la incapacidad a encontrar nuevas vías, nuevas formas, nuevas maneras, capacidad que los políticos se niegan de manera sintomática y anárquica, para mantener caliente el sillón que ocupan no vaya a ser que venga otro con aviesas intenciones de hacer una reocupación pacífica, o no.
El rescate a la banca se nos ha vendido como la única alternativa posible, como la única forma de mantener en pie un sistema que se cae por su propio peso, como si las entidades financieras no fueran otra cosa que empresas privadas que debieran de responsabilizarse de su propia gestión. Pero parece ser que la cosa no es tan sencilla, será que somos demasiado ignorantes para entenderlo, así que vamos a intentarlo.
¿Por qué se ha rescatado a la banca?
Muy sencillo, porque así lo ha decidido Alemania que es, a la postre, la que está poniendo el dinero en la Unión Europea.
¿Y por qué le interesa a Alemania ese rescate?
Lo que busca Alemania es conseguir que sus propias entidades financieras estén saneadas. Unas entidades germanas que ostentan deuda de las entidades financieras españolas y que se verían en graves problemas si los bancos y cajas españolas dejaran de pagar. Por tanto, una ayuda a la banca no es sino un encubierto mecanismo de pago al sistema financiero alemán.
Pero, ¿qué tiene que ver el rescate bancario con la austeridad exigida a los Estados?
Todo está claramente relacionado. El avalista último del rescate bancario es el propio Estado, en este caso el Estado español. Es decir, que si a pesar de la ayuda una de las entidades financieras es incapaz de afrontar sus pagos el Estado español será el que se haga cargo de esa deuda, por lo que a Alemania, y a sus bancos, les interesa que el Estado esté perfectamente saneado como para tener la liquidez necesaria como para pagar la deuda, independientemente de lo que ello signifique para los ciudadanos de a pie.
Entonces, ¿no es verdad que el rescate bancario tuviera como objetivo inyectar liquidez al sistema?
A las pruebas nos remitimos. En un mundo ideal está claro que ese dinero inyectado a la banca debería de haber repercutido en un mayor flujo de liquidez al sistema, de manera que las empresas y los particulares tuvieran un acceso más fácil al crédito. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Todo el dinero se está utilizando para hacer frente a los pagos de los vencimientos de deuda con las entidades financieras alemanas.
¿Qué alternativas se podían haber planteado para el rescate bancario?
Partiendo del fundamento básico de que en un sistema de Economía de Mercado (lo que toda la vida hemos llamado Capitalismo) el sistema financiero es fundamental para el funcionamiento adecuado, el rescate bancario era una condición esencial para que pudiéramos seguir viviendo sin caer en el colapso. Ahora bien, ese rescate se podía haber realizado de dos maneras muy diferentes:
1. De manera condicionada: Es decir, condicionar el dinero que entraba en las entidades financieras a la concesión de créditos a empresas y particulares, de forma que repercutiera directamente en la economía real, es decir, en nuestra economía del día a día, y no en las grandes cifras macroeconómicas, que sólo nos afectan en el medio-largo plazo, y ya dijo Keynes que «en el largo plazo estaremos todos muertos».
2. De manera indirecta: Inyectando el dinero en los ciudadanos, bien a través de subvenciones directas o con bajadas de impuestos. De esa manera, los ciudadanos y las empresas dispondrían de liquidez suficiente como para hacer frente a sus deudas con los bancos y estos dejarían de tener los problemas que la morosidad les está ocasionando. Los bancos se sanearían, pero sólo después de los ciudadanos.