Los más de cinco millones de trabajadores desempleados, los cientos de pequeñas industrias y negocios que echan el cierre a diario, los más de quinientos desahucios diarios, los impagos injustificables de la Administración a las farmacias y a otros proveedores, la ruinosa política militar y agraria, y los impresentables recortes en sanidad y educación tienen consecuencias desastrosas. También con una juventud desempleada en más del cincuenta por ciento, mientras 300 mil de los más preparados tienen que emigrar para subsistir, como hacían sus abuelos. Como hacían sus abuelos, pero con un bagaje cultural que significa riqueza y se nos va a otros países. Por estas y otras calamidades, las manifestaciones se suceden, también como en la época de sus abuelos; los profesores, a los que se les unen los padres, salen en manifestaciones pacíficas, al igual que los sanitarios, y los indignados acuden al Congreso esgrimiendo libros por toda arma ante los anti-disturbios Piden a gritos la dimisión del Gobierno y el inicio de un periodo constituyente que dé paso a una nueva Constitución con una democracia participativa.
Pocos esperan que el Gobierno ceda, más fácil es que envíe a la policía.
Los famosos “grises “ que en la época de Franco pegaban , torturaban y cometían asesinatos a obreros y sindicalistas han cambiado de uniforme, han renovado sus miembros, pero sus dirigentes políticos no han cambiado de ideología y les mandan a aporrear, ¿ a quién? ¿Acaso a los que evaden impuestos a los paraísos fiscales? ¿A los corruptos banqueros que arruinan el país? ¿Tal vez a quienes firman órdenes de desahucio que dejan en la calle, y a la intemperie, a familias enteras con niños y viejos? No. A ellos no; solo a quienes protestan contra todos los males que ellos provocan, y por defender a estos verdaderos enemigos del bien común de los españoles se aporrea y detiene a quienes exigen que se rectifique su inmoral forma de proceder. El mundo al revés gracias a gobiernos amigos de los corruptos.
Cuando reprime una manifestación, la policía, que proviene del pueblo, que está formada por hijos de trabajadores, y no por hijos de banqueros y políticos conservadores, y por tanto debiera ser una policía para servir al pueblo, a sus mayores y hermanos, ¿cómo es posible que apunte en la dirección equivocada? ¿Y la conciencia de sus miembros?¿Acaso no tienen hijos que vayan a la escuela? ¿No tienen familiares enfermos, o ellos mismos, con peor atención por culpa de los recortes sanitarios? ¿Acaso no tienen amigos o hermanos expulsados de sus trabajos que tengan que mantener a sus familias? ¿Y no tienen que tragarse, como funcionarios públicos, su propio sueldo disminuido?
Si lo que justifica la existencia de la policía es defender al pueblo, ¿por qué carga contra el pueblo del que forma parte? ¿No es una forma de esquizofrenia, una especie de auto atentado de clase social, aunque porte uniforme? ¿Tal vez es más importante el uniforme que los lazos sociales y ata a una secta que obliga a prescindir de las raíces más personales? De hecho muchos agentes no pueden soportar la contradicción y son frecuentes sus problemas psíquicos y sus bajas por depresión.
El extremo descontento de la mayoría de personas de este país , que se prepara para contrarrestar tanta agresión convocando huelgas y manifestaciones para que el gobierno dimita y se abra un periodo constituyente, contrasta enormemente con la euforia de los patronos ante la agresión contra los derechos de los trabajadores -a los que este gobierno de banqueros y grandes firmas tiene la desfachatez de llamar “reforma laboral”,- y la otra euforia : la política; la de los enemigos de la democracia que ya consiguieron la expulsión de un juez por intentar investigar crímenes fascistas. El Gobierno quiere que retrocedamos cuarenta años. Pero el país está al borde de la quiebra económica, del escaso estado del bienestar que gozábamos y coartando lo que puede las libertades públicas, hasta el punto de que nos hemos visto obligados a desempolvar y cantar de nuevo, como en los viejos tiempos, » L´estaca» de Lluís Llach.
Y en estas escuchamos las declaraciones del presidente del (des)gobierno diciendo que debemos estar serenos, que hay que felicitar a los que se quedan en sus casa por ser buenos chicos y que no es bueno que demos una imagen de España que no es. Bien, le hago caso. Estoy sereno y no doy una imagen de España que no es. La imagen de España es hoy la imagen de un estado policial, con un gobierno decrépito aferrado como lapa a una Constitución que no se cumple (véase mi anterior post » Carta abierta a los parlamentarios españoles»; de un gobierno que no soporta que vengamos a decirle que nos miente todos los días, que estamos hartos de sus recortes inútiles que solo producen sufrimiento al pueblo y que lo que debe hacer para sacarnos de esta crisis es algo tan sencillo como lo que hicieron el gobierno de Islandia y antes el argentino para empezar a prosperar : negarse a pagar la deuda que el pueblo no ha creado y perseguir a los banqueros que nos han metido en esto, como se ha hecho en Islandia.. Desde luego no creo que la solución del gobierno esté en escurrir el bulto y ponernos ante las porras de la policía y las mentiras de la televisión.