Fue el 40.º presidente de los Estados Unidos de América (1911 – 2004). Tras comenzar en radio como locutor deportivo, pasó al cine, interviniendo en más de 50 películas de Hollywood. Ciertamente no llegó a ser una gran estrella, pero tuvo notoriedad como presidente del sindicato de actores. Ser presentador de televisión le proporcionó la popularidad que le faltaba para dar el salto a la política, integrándose en el Partido Republicano en su ala más conservadora (1962).
Dado su gran carisma para el electorado, Reagan fue elegido gobernador del Estado de California en 1966 (y reelegido en 1970). Tras no presentarse a otra reelección, optó por la nominación a la presidencia tras la caída de Nixon (1974). El partido prefirió a Gerald Ford en 1976… pero Ford perdió las elecciones presidenciales frente a los demócratas, quedando abierto el camino para Reagan en la siguiente convocatoria.
Ganó claramente las elecciones presidenciales de 1980, proclamando el orgullo nacional americano después de la debilidad que la administración de Carter había mostrado; se trataba de recuperar la confianza de los americanos en sus valores tradicionales, seriamente dañada por la Guerra de Vietnam (1969-74) y por el Watergate de 1973.
La capacidad de Reagan como comunicador le permitió encarnar el sueño de liderazgo fuerte que albergaba el americano medio, proporcionándole una reelección sin complicaciones en 1984, a pesar de su ya avanzada edad.
Hijo de un vendedor de zapatos con problemas de alcoholismo y una madre de fuerte personalidad, el candidato republicano se educó en un ambiente modesto. Su bagaje intelectual era muy reducido: «No es tonto, pero tiene un cerebro perezoso», dijo de Reagan uno de sus consejeros. Tras ganar las elecciones sería el primer presidente divorciado de Estados Unidos, lo que chocaba con su defensa de los valores familiares.
Las duras críticas que recibió al ser elegido presidente contrastan con sus nuevas y osadas iniciativas políticas y económicas. Su particular política económica, la llamada economía de la oferta, «reaganomics», caracterizada por la desregularización del sistema financiero y por las rebajas substanciales de impuestos de 1981.
Durante la administración Reagan, la economía pasó de un crecimiento del PIB del -0,3 % anual en 1980 al 4,1% en 1988 y se crearon 20 millones de nuevos empleos bajando la tasa de desempleo más de dos puntos, pasando del 7,5 % a principios de 1981 al 5,2 % en 1989…
“Triunfar tarde no es triunfar: es alcanzar al mismo tiempo la inmortalidad y la muerte”… (Benjamin Disraeli)
Mark de Zabaleta