Sociopolítica

Rosetta Forner: «En esta sociedad, se odia la brillantez y se premia la mediocridad”

Rosetta Forner promociona su nuevo libro, El último sapo que besé

Rosetta Forner publica nuevo libro

“Prefieren etiquetarme de ‘prepotente’ antes que admirar mi actitud. Aquí se odia la brillantez y se premia la mediocridad”. La escritora, psicóloga y tertuliana de televisión Rosetta Forner habla con rotundidad, con esa forma peculiar de presentar la realidad que lleva siempre allá donde va. Según sus palabras, las personas deberíamos dedicarnos más a nosotros mismos y utilizar el sentido común en lugar de acatar el orden establecido. Sin dejar un solo hálito a la indiferencia, Forner habla de la vida y nos presenta su último libro, El último sapo que besé (RBA, 2009), sin dejar de lado su best-seller El secreto está en el genio. Estas son algunas de sus claves.


-Dos años después de la primera entrevista que concediste a Periodista Audiovisual, puedo confirmarte que me pedí la Luna y… ¡la conseguí! O estoy en proceso…

Me encanta saberlo. Con la hadada intención de ello escribí el libro (Pídeme la Luna, su anterior éxito). Animo a la gente a intentar lograr sus sueños y, sobre todo, a dedicarse a ser el maravilloso ser genuino que son, en lugar de tratar de ser quien nunca serán pero que creen que quienes les rodean quieren que sean…

-¿Cómo te sientes ahora, con tu vuelta a la televisión y con dos nuevos libros, uno de ellos incluido entre los cinco más vendidos de Casa del Libro?

Hadada, me siento hadada. Y, satisfecha al ver que mis muchos y variados esfuerzos van dando sus resultados. Cada día son más los que descubren mis libros: el ‘boca oreja’ es lento, pero efectivo. Es más, por regla general, cuando alguien descubre alguno de mis libros (o ellos le encuentran), se engancha al resto, y esto es un privilegio, es mágico. Como mágicos son los e-mails, cartas y llamadas telefónicas que la gente me hace: sus palabras me dan muchos ánimos para seguir luchando.

Asimismo, estar como tertuliana habitual en MAS SE PERDIÁ EN CUBA (Intereconomía) me ha permitido llegar a públicos objetivos a los que no llegaba cuando estaba en Channel nº4: mucha gente me está descubriendo, y a otro nivel. Todo ello es muy bueno para mí a nivel profesional. Estoy en una tertulia con gente que tiene una cabeza muy bien ‘amueblada’. Es más, he de contar que esto es la prueba de que cuando uno se mueve y no tiene reparo en llamar a puertas, alguna se abre: ‘los ganadores siempre tienen un plan, y si no, lo inventan.’

-“Pues sí, el secreto está en el genio”, parafrasean muchos amigos y compañeros…

¿Dónde, si no, iba a estar? Nos quieren vender la burra de muchas y variadas cosas. Actualmente hay mucho libro-prozac-autoayuda, que presentan pseudo métodos (esto que digo sé que levantará ampollas en muchos y muchas… ¿Será que a la gente ciertas cosas no le gusta que se las digan? Será…), que solo funcionan temporalmente, esto es, como caramelos-fantasía congeladora de las neuronas y de la iniciativa que nos lleva a levantarnos y luchar por nuestros ideales. Dentro de nosotros están las respuestas, las claves, puesto que cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior el ‘adn del alma’, nuestro personal libro de instrucciones. El genio tiene la doble acepción de la genialidad y del carácter, y en ambos radica la ‘esencia’ de la solución a nuestros males. En mi opinión, haríamos bien en acercarnos a nuestra alma, y familiarizarnos con nuestra genialidad y así dar rienda suelta a la singularidad.

-Es curioso, pero la ilustración de portada (una lámpara maravillosa) se va quedando sin color con el uso… ¿Debe ocurrir así o es que yo no tengo el cuidado suficiente?

¡Qué cosas más hadadas te suceden¡¡¡ La mía sigue intacta, será que no la froto lo suficiente… (Risas). En verdad, la genialidad fue hecha para ser usada, no para ser guardada o ignorada. Mejor nos iría si todos usasen su genialidad, se atreviesen a ser rebeldes. Poca gente osa mostrar su verdadera personalidad, su impronta personal. Muchos que lo eran inocentemente, cuando se topan con los guardianes del club del Redil (CdR, léase “sociedad”), lo `pasan mal, muy mal, llegando incluso a caer en depresiones, anorexias, desamparos varios del alma… Ergo, con la genialidad no se juega: a frotar la lámpara o a darle a los del CdR con la lámpara en el cogote redilero.

-Una de las frases que más recuerdo es “No tengas a nadie en tu cabeza sin pagar el alquiler”. ¿Pensamos demasiado en personas que no lo merecen?

En demasía… Si un día pudiésemos calibrar y ponderar el desgaste, pérdida de tiempo, inutilidad y despropósitos varios en los que incurrimos cuando nos dedicamos a alojar gratis total a otros en nuestras cabezas, sinceramente, creo que nos horrorizaríamos ante semejante dislate, estupidez y memez vital. ¡Con la de ideas que se nos podrían haber ocurrido! ¡Con la de momentos vitales que podríamos haber atesorado! ¡Con la de vida que podríamos haber vivido!

-Ahora vuelves a la televisión como tertuliana tras tu paso por Channel nº 4… ¿Qué añoras de aquella etapa y qué te aporta, de nuevo, esta?

La clase business del avión, el cava en el vuelo de vuelta…. (Risas). Echo de menos a la gente que daba vida al programa. Echo de menos al sueño que se me hizo realidad, a la ilusión que eso aportó a mi vida… Rejuvenecí varios años, sin necesidad de cirugía ni de nada, de verdad de la buena, me sentía tan ilusionada y motivada, que ello se tradujo en un rejuvenecimiento total de mi energía. Fue un verdadero master para mí.

Actualmente, colaboro cada quince días como tertuliana en Más se perdió en Cuba, a Channel nº4 iba todas las semanas dos veces. Eso marca una diferencia en mi ritmo, además se trata de un programa muy diferente, pero lo que no cambia es que yo también me lo paso muy bien. Es más, aquí la audiencia se fija en mí debido a mi inteligencia, y esto no solía pasarme en Channel nº4-, me envían sms piropeando mi belleza y pidiendo mi mano… ¡Es genial! En Channel 4 mucha gente me contaba (y me siguen contando) que veía el programa por mí, pero también había audiencia que me odiaba: ello se debía a mis opiniones impolíticamente incorrectas, pero sobre todo, a mi personalidad, a esa actitud mía de tener claro lo que tengo claro y no disimularlo. Suelo decir que yo opto por quedar bien conmigo misma, no con los demás, y eso genera ‘odios’ varios, prefiriendo etiquetarme de ‘prepotente’ antes que admirar mi actitud. En EEUU, por ejemplo, sería diferente: aquí se odia la brillantez y se premia la mediocridad.
Pienso seguir dando mis opiniones, siendo singular allá donde vaya… ¡Y seguir pasándomelo bien!

-¿Por qué tantas personas olvidan su propia dignidad-autenticidad en favor de ideas preconcebidas y alucinaciones que les han inculcado con uno u otro fin?

En el Club del Redil, en vez de ‘que viene el coco’, gritan: ¡que viene el ostracismo!

Con toda esta ahuyentada de neuronas, no es de extrañar que cuando alguien pasee abiertamente su singularidad, opine y diga lo que le pasa por la varita, atuse con la corona a todo tontaina que cruce su camino, y le cante las verdades del barquero, que viene a ser algo así como poner a la gente frente a frente con sus mentiras y sus manipulaciones varias, les de un soponcio a muchos redileros. A otros, ya curtidos en guerras de verdades y realidades diversamente humanas, en vez de darles un soponcio les da un ataque de ira, y la emprenden con mandobles y tortazos con quien haya osado perturbar su redilez aborregada. El lobo no va a poder con nosotros. Tenemos derecho a protegernos, a defendernos, a ser nosotros por encima y a pesar de todo. Nadie nos agradecerá que hayamos abjurado de nuestra singularidad y hayamos prostituido nuestra integridad. Nadie. Porque a nadie le importa un pimiento si somos felices o no, si dormimos o no, si comemos o no… Sin embargo, deberíamos recordar: ‘Soy lo mejor que me ha podido pasar’. Ergo, solo tendrías que rodearte de otros que piensen y sientan como tu, así podrás sentirte en casa, arropado, respetado, amado, y compenetrado con los de tu propia manada. Todo lo demás son fantasías animadas de ayer y hoy. Nadie, excepto tú, es la persona más importante e imprescindible de tu vida. Solo los que se aman son capaces de amar a otros por quiénes son: relaciones de alma a alma. El resto, los del CdR, ‘aman’ a otros o lo fingen, en base a lo que puedan sacar de ellos, ya sea fama, dinero, relaciones, poder, ‘cosas’, compañía y otras cositas varias.

-¿Qué se puede hacer para conseguir que las personas reaccionen ante la presión de instituciones y de la misma malicia de aquellos fanáticos del control social como medida preventiva de sus intereses?

Si nos alimentamos bien y no pasamos hambre emocional podremos ver perfectamente cuando alguien trata de tomarnos el pelo pretendiendo vendernos ‘trajes invisibles’.

Uno no puede ver lo que no existe, lo que no es, lo que no está. Si asumimos la responsabilidad de nuestras vidas, estamos bien alimentados emocionalmente, llevamos las riendas emocionales de nuestro corazón, creemos en nosotros mismos, usamos nuestras capacidades para conformarnos una opinión del mundo, refrendamos nuestras vivencias, somos considerados con nosotros mismos, no permitiremos ‘que nos la den con queso, ni nadie podrá vendernos la moto, ni un traje invisible’. Déjate de cuentos… Dejemos de creernos todo lo que nos cuentan en televisión. No creamos en nada de lo que nos cuenten los políticos. Dejemos de comprar libros de autoayuda barata de tres al cuarto. Hay que buscar lo esencial, aprender a discernir. Alimentar la autoestima, cuidar del sentido común y crearnos nuestra propia opinión. Por cierto, yo tenía un profesor de Filosofía que sostenía el aforismo siguiente: ‘El sentido común es del menos común de todos los sentidos”.

-Como coach, ¿qué caso –anónimo, por supuesto- recuerdas especialmente en relación a la dignidad y a la falta de genialidad?

Recuerdo un caso significativo de una persona que acudió a uno de mis cursos. Había una mujer que tenía cáncer y que no quería dejar al marido ni… ¡a la de tres! ¿Por qué?, te preguntarás tú. La respuesta no es simple, pues tiene su miga laberíntica: era su segundo matrimonio. La profesión de esta mujer era la de analista financiera y broker con empresa propia -había ganado mucho dinero cuando estaba sana-. En ese época conoció al que sería su marido, le pagó la carrera, le ayudó a ascender y le presentó contactos. Evidentemente, te puedes imaginar que él ganó mucho dinero a su vez. Pero le salió rana el chico, y éste se dedicó a tener amantes, lo cual, evidentemente negaba (conozco a un hombre que siempre ha ido de amante en amante, y sostiene que siempre hay que negarlo, aunque te pillen in fraganti). Esta mujer, que estaba enferma de cáncer se negaba a dejarle porque sostenía que él tenía que pagarle lo “qué” ella había hecho por él. Le pregunté por qué no le dejaba, y se olvidaba del “pago”, a lo que ella me respondió, entre otras cosas, que él no creía en el divorcio, que no quería que él se fuera de rositas sin pagarle lo debido y, en definitiva, que tenía una deuda con ella.

La volví a ver unos días después del seminario. Estaba muy contenta porque había conseguido que su marido (el de las amantes), le hubiese comprado un Rolex de oro macizo (creo que le podía quedar muy bien en la sepultura, como faraona de su propia condena a no vivir su vida.) No sé qué fue de ella. Pero, en cualquier caso me daba mucha lástima, porque, en su caso, la dignidad había emigrado tan lejos que no le quedaba ni la más remota pizca en ese maltrecho cuerpo físico, pues de haberle quedado hubiese mandado a freír espárragos a su señor marido y aunque hubiese tenido que fregar suelos para vivir le hubiese ido mejor con la dignidad por bandera. Al fin y al cabo, el dinero se queda aquí, y es más, ¿de qué sirve una vida llena de dinero si no sabemos vivirla, ni tenemos salud ni dignidad para disfrutarla? Hay gente que tiene dinero y, sin embargo, es miserable hasta matarse a sí misma condenándose a un infierno de vida mientras les queda algo de aliento vital en el cuerpo físico.

-Príncipes azules, desteñidos e… ¡inexistentes! O al menos, así lo afirmas en El último sapo que besé, el que es tu nuevo éxito…

En opinión de muchas mujeres no existen hombres buenos, de fiar, que sepan amar, comprometidos, esto es, que no huyan ante la menor insinuación de la temida palabra ‘compromiso’. A las niñas se les sigue inculcando que son ‘princesas’ y que deben esperar, aguardar, soñar, o ‘alelar’ (versión siglo XXI del ‘anhelar’ de otros siglos) a un ‘príncipe azul’ que las saque de su despiste emocional y les de rango de mujeres triunfadoras en lo sentimental. Es mentira que la mujer deba poner su destino emocional al ralentí en espera de un hombre solo posible en un cuento antihadas (porque los verdaderos cuentos de hadas no fomentan flojera de la diadema sino solidez y dignidad de corona regia). Es falso que toda mujer es princesa hasta que un hombre –eso sí, guapo, alto, joven, exitoso, carismático, etc etc etc de memeces…-, llegue a su vida y la haga sentir mujer. Es ver u oler la presencia de un macho de la especie humana y ponerse a babear tonterías. Entornan los ojitos, hacen mohines, y despachan sin contemplaciones a todas sus neuronas.

-Un texto que echa por tierra los supuestos conflictos que establece el Club del Redil entre hombres y mujeres.

En este libro doy un paseo por los especímenes de hombres que he conocido directa o indirectamente, y he hecho una clasificación basándome en un rasgo predominante de su personalidad externa, esto es, sus comportamientos en el terreno de la conquista de una mujer. Sin embargo, según muchas psicólogas expertas en relaciones de pareja, muchos hombres no se atienen a esas normas caducas del medioveo-citas-romanticonas, esto es, no piensan que sea patrimonio exclusivo del hombre el dar los primeros pasos o tomar la iniciativa. Por consiguiente, los hombres y mujeres de estilo proactivo e igualitario habrán de encontrarse, ya que ambos necesitan a un igual con quien bailar la danza del romance.

-De entre las expresiones que empleas, me ha llamado la atención especialmente una: amazonas cabreadas. ¿Podrías darme algún ejemplo concreto –aunque anónimo- que recuerdes?

Hay tantos ejemplos… propios y ajenos. Me refiero a que las he tenido en consulta o las he conocido por ahí (mucho más de esto)… Se sienten estafadas aunque, en mi opinión, se han estafado a ellas mismas, y quizá por no quererlo asumir andan tan cabreadas. Quisieran ser como los machistas: dominantes, con el poder, y así poder domeñar a los hombres y manejarlos a su antojo.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.