Si hay debate sobre las propuestas de Rubalcaba es porque, a diferencia del PP, el PSOE propone medidas mientras el PP calla. Un solo día bastó para que los españoles pudieran conocer el nuevo proyecto de Rubalcaba. Mientras los españoles llevan esperando siete años para conocer las propuestas de un –Rajoy incapaz de articular un proyecto solvente desde la oposición. El PP tacha de radicales propuestas que los españoles ven sensatas. Rajoy ve radical que los bancos contribuyan a través de sus beneficios a la creación de empleo; Rajoy ve radical el crear impuestos a las grandes fortunas para que quien menos sufrió la crisis contribuya más a su superación; Rajoy ve radical garantizar una sanidad y una educación pública de calidad; en cambio Rajoy no ve radical sino de “centro” el discurso xenófobo del PP en Cataluña o instaurar el copago en la sanidad pública. Rajoy ve radical lo que la mayoría de los españoles entiende como sensato. El PP tiene las coordenadas cambiadas.
El proyecto de Rubalcaba es coherente e innovador. Es coherente con los principios de igualdad, justicia social y solidaridad característicos del proyecto socialdemócrata. Pero las medidas para lograr tales objetivos serán distintas porque el momento político y económico para España, será otro en 2012. Los socialistas han trabajado y trabajarán para que así ocurra: que España vuelva a crecer, que disfrute de una economía saneada que cree empleo y con un Estado del Bienestar fuerte y viable. El PP no ha contribuido en nada a que las circunstancias de nuestra economía cambiaran; al contrario, quiso e hizo todo lo posible para que España perdiera su autonomía económica y siguiera los pasos de Portugal, Grecia y la tan envidiada por Rajoy, Irlanda, todas ellas economías hoy intervenidas. Y es un proyecto innovador porque a diferencia de lo que propone el PP, las soluciones a los retos de la España actual no se encuentran en el pasado. Con su reclamo para volver al modelo de 1996, el del ladrillo cuyos nefastos resultados estamos padeciendo los españoles, el PP nos propone reeditar los errores que nos llevaron a la crisis actual: desregulación y especulación. Está claro que Rubalcaba propone soluciones del siglo XXI para la España del siglo XXI, mientras Rajoy nos propone un “revival” de 1996. Innovar en las propuestas, tal y como propone Rubalcaba, es imprescindible si queremos adelantarnos a un futuro sujeto a un ritmo vertiginoso. Lo que menos necesita España son las siestas de Rajoy.
El proyecto de Rubalcaba es un proyecto para España: muchas de las propuestas presentadas por el candidato socialista son ampliamente respaldadas por lo españoles, sin distinción ideológica: la estabilidad en el sistema educativo, la prevención y persecución de la corrupción, la garantía de que la sanidad siga siendo un servicio público y universal, la lucha contra el cambio climático, el fomento del contrato a tiempo parcial como fórmula de entrada de los jóvenes en el mercado laboral, y como complemento a la necesaria formación de los parados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria…son algunas de las propuestas de Rubalcaba.
La propuesta de Rubalcaba de mejorar la democracia se concreta en escuchar lo que dicen los españoles y actuar en consecuencia, son dos los verbos que caracterizan las propuestas del candidato socialista. Una de las principales demandas de los españoles es mejorar nuestro sistema democrático. Por ello, Rubalcaba propone una revisión del sistema electoral que logre aproximar más a los políticos con sus electores, y garantizar con ello una mejor representatividad. El combate contra la corrupción en su prevención y persecución es otra de sus destacadas propuestas. La actitud del PSOE contrasta con el silencio de un PP que consiente y no responde a los graves casos de corrupción en que están envueltos muchos de sus destacados dirigentes.
Por último los españoles deben contrastar la seriedad, el rigor y la coherencia que Rubalcaba pone de manifiesto en todos sus actos, con la falta de formalidad, de severidad, y de congruencia que Rajoy nos ofrece continuamente, para aseverar esta afirmación basta recordar la actitud de Rajoy ante Merkel y Clinton reconociendo en presencia de ambas personalidades que las medidas adoptadas por Zapatero son las correctas para después criticarlas muy duramente en el Congreso de los Diputados y ante todo aquel quiera escucharle. Nos hallamos pues ante un candidato, Rubalcaba, que tiene los pies en el suelo, frente a otro aspirante, Rajoy, que quiere poner los pies en La Moncloa aunque para ello tenga que mostrarse como un político para el que todo vale.