Rutina y más rutina. Un mal un tanto endémico en nuestra sociedad. Autómatas, robots, como si de una cadena de montaje se tratase, todo automatizado, siempre lo mismo, sin saber cómo ni por qué, convertimos nuestras vidas en pura rutina, que es lo que muchas veces nos lleva a la depresión (aburrimiento, monotonía, etc.).
¿Por qué llegamos a ello? La verdad es que esa pregunta me la hago muchas veces. ¿Cuántos seres humanos no están a gusto consigo mismos y no saben por qué?
Rutina.
Nos educan para conseguir una estabilidad en nuestras vidas, en todos los sentidos (estudiar, una buena novia, casarte, un buen trabajo y tener hijos) programados desde el principio. Ese es el camino que se considera normal, aquel que toma otro diferente se sale de los esquemas y, aunque lo aceptemos, no nos gusta porque, a lo mejor, ha sido capaz de romper esa rutina y crear un hábito diferente que le lleva a afrontar riesgos, caminos diferentes… ¿Por qué tengo que caminar por donde van todos? No quiero, deseo salirme de la fila y enriquecerme con nuevos retos. Para llegar a un punto no siempre está la linea recta, existen otras que te llevarán por senderos completamente ajenos a los establecidos, serán mejor o peor, lo que si está claro es que el rompimiento te engrandece como persona.
Estoy harto de lo pre-establecido. Somos dueños de nuestras vidas y siempre podemos cambiar, y si no nos gusta, retomarla de nuevo.
También se puede pensar diferente, pero te dirán que cómo te atreves a poner en duda lo que dice tal persona relevante. ¿Por qué no?
Creo que me estoy desviando un poco de mi reflexión inicial, vuelvo a ella: “HÁBITOS”. ¡Uff! complejo, buenos y malos, romper con la rutina es crearte hábitos nuevos, como bien decimos: hoy voy a volver a casa por un camino diferente, hoy no voy a sacar a los perros, hoy voy a plasmar mis pensamientos en un escrito, hoy en el trabajo voy a empezar de otra manera de forma que rompa esa rutina, hoy voy a hablar con mi compañera de nuestros sentimientos, etc.
Pero luego están esos hábitos que pensamos que nos sacan de la rutina y hastío diario y lo que estamos gestando es un problema (no voy hablar de ellos pues somos inteligentes y nos lo imaginamos) que al final se convierten en una rutina dañina que nos lleva a tener que romper esos hábitos con otros diferentes. Un tanto complicado, pero penoso y muy real.
Lo triste para mi es cuando las personas se esclavizan con la rutina y se vuelven totalmente dependientes. ¿Son felices o no? Motivar un cambio es algo a lo que tiene que estar dispuesto el individuo, porque lo sacas de su espacio vital y lo expones a cosas en las que tiene que estar dispuesto a cambiar, si no, cambiar sus hábitos es exponerlo a lo que desconoce y eso no es tan fácil. No hay tanta gente con valentía para cambiar su vida rutinaria. La mayoría somos cómodos. Algunos escribimos diciendo: «yo voy a cambiar la rutina», etc. como cuando me dicen: yo voy a dejar este habito dañino.
Después de escribir y hablar con tanta gente uno es capaz de leer entre líneas y desarrollar ese sexto sentido que te dice si sólo son palabras o se convertirán en hechos.