EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Majestad, acabo de leer en la prensa, anteriormente lo escuché y vi en radio y televisión, los “encantadísimo” que regresó usted después del viaje realizado a Brasil y Chile, la respuesta que dio a los periodistas cuando le preguntaron que cómo se encontraba tras un viaje tan largo, usted respondió: “Nada, encantadísimo, cuanto más mejor”. Soy consciente de que le habrá supuesto bastantes dolores y molestias todo el ajetreo del viaje dado su estado de convalecencia, pero por si usted no lo sabe le quiero poner en antecedentes de que son miles de trabajadores en este país los que a diario van al trabajo con problemas de salud y en vez de irse a que los vea el médico lo que hacen es presentarse en el trabajo y cumplir con su jornada laboral, así un día tras otro hasta que su dolencia remita, y ¿sabe usted Majestad porqué? por que la mayoría de ellos tienen un contrato con la empresa y temen que si el médico les da la baja médica puedan verse en la situación de que cuando toque renovar el contrato no se lo renueven. Esto les obliga a tener que presentarse diariamente en el trabajo en malas condiciones físicas. Lo que sí le puedo asegurar Majestad, es que ninguno de ellos responderá lo mismo que usted cuando le pregunten cómo se encuentran después de llevar días trabajando con su salud maltrecha, ni uno solo de ellos responderá: “Nada, encantadísimo, cuanto más mejor”. Usted Majestad, tiene una suerte que los trabajadores no tienen y esta no es otra que cuando el viaje o el trabajo ha sido fatigoso usted Majestad, dispone de muchos días para reponerse sin temor a que no le renueven el contrato. Aunque desde luego no es su caso, le hago partícipe de que esto ocurre con las mujeres que tienen miedo a quedarse embarazadas porque se exponen a perder su trabajo. Yo se que usted no tiene la culpa de que ciertos periodistas le pregunten sobre su estado de salud después de un viaje, pero si le pediría que fuese más cauto al responder y pensara en aquellos trabajadores que van en malas condiciones físicas al trabajo por miedo a perder su precario empleo. Creo que sus palabras al responder suponen una ofensa para estos trabajadores y por tanto hay que ser más cuidadoso con lo que se dice y sobre todo pensar y ser solidario con aquellos trabajadores que laboran aún estando enfermos y que cuando se rompen un hueso suele ser por un accidente laboral y no por irse a una cacería de elefantes. Excuso decirle lo que le sucedería a un trabajador si se rompe un hueso yendo de excursión con su familia un fin de semana cualquiera y que tuviera que estar de baja durante un largo periodo: Lo pondrían de patitas en la calle. No le renovarían el contrato.
En fin Majestad, espero que usted me comprenda y entienda perfectamente lo que quiero transmitirle. No es un reproche, más bien es una recomendación para que cuando usted se manifieste como en este caso, sea más comedido y piense en aquellos que no tienen la misma suerte que usted. Aprovecho la ocasión para pedirle que si está en sus manos haga realidad el que Carlos Dívar dimita. Gracias.