Salgamos de esto conciencia en ristre
En medio de un mundo intoxicado en cualquier aspecto que se mire , cuyos responsables y sus portavoces polÃticos pretenden ignorar y reprimir en sus cumbres de «hombres G», se alzan juntas  la voz de la humanidad libre y el grito de la Tierra para  hacer un llamado a las conciencias. Es hora de decir basta de engaños;  basta de querer  ignorar o  quitar importancia a lo que nos está envenenando a diario el cuerpo y la mente.  Basta de reprimir a los que dan la voz de alarma y de matar al mensajero. Basta de capitalismo destructor, insaciable e inmoral. Estamos hartos de discursos hipócritas y de silencios amenazadores; del hambre, de la pobreza, de la degeneración medioambiental y de las desigualdades crecientes. Cada vez más gentes estamos más hartos y no cesamos de decirlo a diario  en todas partes y por todos los medios que se nos permiten. ¿Y qué tenemos enfrente? Un muro de sordos al que apoya con sus votos  un muro de dormidos y protege  un muro de uniformados. Un triple muro.
Vivimos unos dÃas extraordinariamente importantes para la humanidad; vivimos dÃas de urgencias y de imprescindibles tomas de decisiones fundamentales para la supervivencia del género humano y del resto de las especies vivas hermanas. El Planeta Tierra ha sido envenenado y lo sigue siendo a diario sin posible acuerdo alguno en sentido contrario entre los responsables industriales y sus representantes polÃticos a quienes  no importa lo más mÃnimo la contestación social de quienes se oponen a su perversidad globalizada y a quienes presentan como antisistema, sin caer en la cuenta de que les honran con ello.
Entre tanto,  prefieren seguir emitiendo unos, y legalizando otros, el continuo vertido de toda clase de tóxicos en rÃos, mares, campos, y en la atmósfera. Prefieren seguir permitiendo unos, y realizando otros, extensas talas de árboles en todos los bosques, arrasando asà las fábricas de oxÃgeno del Globo del mismo modo que por la contaminación marina se arrasan las algas  con que se complementa la fabricación del oxÃgeno mundial ,  se destruyen los bancos de coral, que son claves en el sostenimiento de la vida en el mar y se entra a saco  en la captura de todo lo que se mueve. Asà que no solo disminuye progresivamente  el nivel de oxÃgeno por metro cúbico de aire en nuestros pulmones, sino que se está exterminando la vida en los mares, convirtiéndolos en cloacas donde van a parar toda clase de basuras quÃmicas, orgánicas,  plásticos, hidrocarburos, nucleares y toda clase de chatarras.
Prefieren seguir los mismos de siempre  enriqueciéndose unos, y legalizando otros, las mil maneras de saquear, generar pobreza y matar a sus semejantes  en los paÃses que les convenga y con la excusa que les parezca. Y el mundo calla en su inmensa mayorÃa, sin pensar que ese silencio es un silencio cómplice  de almas muertas y que equivale a admitir el pasivo y lento suicidio del que calla.  Sólo hablan los pocos, los concienciados. Los demás confÃan en que antes o después los envenenadores y sus representantes  en los gobiernos serán capaces de detener el gigantesco deterioro que provocan, y esperan confiados sin saber lo lejos que están de ver las cosas como son en verdad, porque las cosas como son en verdad, hay que decirlo, son tan dramáticas que no caben medias tintas: o se miran de frente y se está al lado del Planeta y de la supervivencia, o se está del lado de los envenenadores  y verdugos por activa o por pasiva. No hay más, y es hora de mirar de frente, porque estamos, como especie en el corredor de la muerte.
Mirar de frente supone analizar para tener claro sin prejuicios, violencia, ni fanatismo de ningún tipo, lo que ha conducido a esta dramática situación para atajarla o reparar el daño en la medida que nos sea posible. El daño es tan amplio que conviene mirarlo como se miran las caras del un poliedro. Cada cara pertenece al mismo cuerpo geométrico, pero puede tener su propio color y su propio mensaje. Asà ocurre con las causas del desastre ecológico mundial. Estas son económicas (léase capitalismo depredador), aquellas polÃticas (léase neoliberalismo, democracias corruptas, falsas revoluciones o fascismos), otras éticas (léase desmovilización moral), otras religiosas ( léase Iglesias), y otras, en fin, producto de análisis cientÃficos, filosóficos o  culturales, hijos de concepciones caducas del mundo basadas en un racionalismo y un materialismo ampliamente superados  por millones de experiencias más allá de lo intelectual – las vÃas espirituales- y por los avances de las ciencias fÃsicas a partir de la teorÃa de la relatividad y la fÃsica cuántica,  que nos  aproximan a otro modo de mirar el mundo.
El otro modo de mirar, es el mirar desde una Totalidad  de la que formamos parte  tanto  fÃsicamente átomo a átomo y célula a célula, como  espiritualmente .Por ello,  cualquier atentado contra el Planeta y contra  cualquiera de nuestros semejantes humanos o animales –y son diarios a millones los atentados- es un daño que repercute inmediatamente en todas las especies de vida. Este modo de mirar supone negar la fragmentación, el individualismo egocéntrico, la noción de la vida entendida como parcelas separadas con que los manipuladores de la realidad, tan afines a los envenenadores, pretenden mostrarla a los incautos. Está claro que en adelante polÃtica, economÃa, realidad, materia, espiritualidad, Dios, cultura, mente, alma, vida, muerte, reencarnación, cosmos, karma y otros, deben ser revisados y puestos al dÃa, pues tienen distintos significados de los que el racionalismo  o el dogmatismo religioso del sistema  les atribuye, cuando no los niega directamente.  Pero ya han servido demasiado tiempo a los que destruyen el Planeta y dominan el mundo.Ya está bien.
Ha llegado la hora de mostrar las miserias de los aparatos de dominación y el modo cómo han contribuido a deteriorar la vida en la Tierra, y a configurar de otro modo esto que llamamos “el mundoâ€. Pero tampoco podemos olvidar que nosotros formamos parte de esto que llamamos el mundo; que nuestros pensamientos, sentimientos y acciones colectivas son sus autores. ¿O es que nada tenemos que ver con alguna forma de violencia o con el cambio climático, por ejemplo?
Cada uno deberÃamos  mirar dentro de nosotros, en nuestra conciencia,  y ver en qué medida apoyamos  lo mismo que nos daña. Puede entonces que sea  hora de examinarse  para ver el modo de dar la vuelta en medio de la bancarrota general climática, económica, social, y todo lo demás. Y en este “todo lo demás†está justamente el motor de todos esos cambios, que es la conciencia en bancarrota. Porque ahora, como nunca antes en toda la historia humana  tenemos que hablar de la conciencia colectiva tanto como de la personal y saber de parte de quién está: con el Planeta y la vida o con los envenenadores y formando parte de ellos. Los pilares de esta civilización capitalista inmoral y anti-planetaria están podridos. Hoy la conciencia no puede esperar más: es su turno. Ahora o nunca; rebeldÃa, o esclavitud y lenta agonÃa como especie.