Al igual que Viriato, pastor lusitano, juró odio eterno a los romanos. Pedro Sánchez y Mariano Rajoy se profesan el mismo sentimiento, y ambos con méritos más que suficientes para desaparecer de la escena polÃtica española por múltiples razones aunque de distinta Ãndole, pero vinculados por una irreprimible ambición, motivo por el cual, en la más que probable repetición de elecciones generales, deberÃan renunciar a ser candidatos y no solo por su animadversión patológica, sin que los españoles compartamos la falta de entendimiento entre partidos y sus inútiles lÃderes dedicados a destrozar el paÃs, mientras  la aspiración de los ciudadanos se centra en vivir en paz y con cierta dignidad ¿Tan difÃcil es entender semejante planteamiento?
En otra lÃnea y si prosperase el acuerdo entre PSOE y Podemos, con Pablo Iglesias como Vicepresidente del Gobierno, nos encontrarÃamos con un alto cargo que defiende el derecho a decidir, incrementar el gasto público, etc., con lo cual, nuestras posibilidades de consolidar el incremento económico de los últimos años se verÃa muy cuestionado, con la consiguiente pérdida de la inversión extranjera y huida de capitales que ya ha comenzado a producirse.
Últimamente, nuestros dirigentes están confundiendo el ejercicio de la polÃtica con la intransigencia y sus caprichos, haciendo gala de una inmadurez, egoÃsmo y ausencia de criterio a raudales. Como en otro sentido está proliferando el “consultar a la militanciaâ€, lo que considerado bajo el prisma democrático nada tiene que objetarse, si no fuese utilizada como escusa para cubrirse y eludir responsabilidades o criticar al enemigo. Concretamente en el PP, todo parece indicar que Rajoy, al más puro estilo arriolano, basa su esperanza en que Sánchez (PSOE) se la pegue para que al final tenga que aceptarse su oferta del tripartito (PP-PSOE-Ciudadanos), algo que la mayorÃa de los socialistas rechazan con su lÃder a la cabeza (antes muerta que sencilla…), pero a lo que jamás alude don Mariano es que nadie quiere un partido carcomido y acorralado por la corrupción que nos invade. Es inadmisible que el Gobierno esté dependiendo de los casos asumidos por la FiscalÃa: Púnica, Taula… y lo que venga.
Otro aspecto a considerar es el clima de reproches que se está generando en el seno del partido conservador por ignorar qué es lo que pretende su lÃder. Como afirman algunos parlamentarios..â€no hemos celebrado ni la victoria del 20-Dâ€. Repite siempre las mismas monsergas, se cruza de brazos y a esperar el ‘santo advenimiento’ que nadie sabe en que consiste y solo añade desprestigio generalizado y crÃticas internas sobre su mediocre gestión, demostrándose una vez más que el liderazgo de Rajoy es muy endeble, trasladándolo todo a sus vicesecretarios. Ya puestos, cabe pensar que quizá en algún momento desafortunado, el presidente llegó a pensar que el Rey podrÃa prestarse a una posible colaboración lo cual es absurdo, dado que la figura del Monarca no puede ser vinculada a la estrategia de ningún partido ni orientación polÃtica. Su misión se limita a proponer a un candidato y punto.
Si algo tiene medianamente claro los ciudadanos es que no se puede vivir en estado de permanente incertidumbre e ignorando que va a ocurrir y sin un proyecto de Gobierno a corto plazo. Son muchos los que se inclinan a pensar que Rajoy no pierde la esperanza de que el secretario socialista termine estrellándose y media España acuda en peregrinación a La Moncloa para rogarle que se digne a representar el tripartito que fue la primera y única de sus propuestas, todo ello imaginando que habrá que celebrar unas segundas elecciones como ya se ha comentado en los telediarios del sábado dÃa 5. Para que nos entendamos: Sánchez va de farolero, Rajoy de santón y precavido, Rivera de abrazafarolas e Iglesias dispuesto a saltar sobre la pieza, o sea, “nada con patatasâ€