Una flota de pequeños drones aviadores podría acelerar la entrega de medicamentos y otros insumos en áreas remotas, e incluso proporcionar una alternativa más económica que una red de carreteras, según Matternet, una empresa de emprendimiento en Estados Unidos.
Así como Internet ha revolucionado el transporte de datos en línea, la compañía dice que una red de vehículos aéreos no tripulados (VANT) —bautizada como ‘Matternet’— podría hacer lo mismo con los suministros.
La compañía prevé una red de estaciones base, a 10 kilómetros de distancia entre sí, con drones aviadores que lleven cargas de un máximo de dos kilos entre ellas. Un dron tardaría solo 15 minutos en cada viaje, sin necesidad de recargar sus baterías.
El costo proyectado para hacer un estudio de caso en Lesoto, con 50 estaciones base y 150 drones, es de US$ 900.000. Después de eso, cada viaje que haga un dron costaría apenas 24 centavos de dólar. Esto, comparado con un costo de alrededor de US$1 millón para la construcción de una carretera de dos kilómetros de largo y un solo carril, según la compañía.
Andreas Raptopoulos, uno de los fundadores de Matternet, dice que existen tres tecnologías clave —los vehículos eléctricos de vuelo, estaciones de aterrizaje y el software de enrutamiento— que hacen que esta red sea técnicamente factible.
La compañía ya probó prototipos en Haití y República Dominicana en agosto y septiembre del año pasado.
«Salimos con tres vehículos, probando misiones pilotadas [a distancia] y autónomas, en zonas urbanas y rurales de ambos países», explica Raptopoulos a SciDev.Net. Los ensayos incluyeron conversaciones con las autoridades aeronáuticas locales y funcionarios gubernamentales, agrega.
«Las pruebas fueron exitosas. Hemos registrado varias misiones y encontramos fuertes aplicaciones para la tecnología». Las posibles aplicaciones son el transporte de mensajería en la República Dominicana y la entrega de muestras de diagnóstico en Haití. Pero Raptopoulos dice que se necesita mucho más desarrollo.
«Tenemos que mejorar la navegación autónoma [del sistema], el cambio de baterías y garantizar que sea seguro. Nos tomará 12 a 18 meses abordar esto adecuadamente antes de que podamos considerar despliegues comerciales o humanitarios», dice.
Otra empresa que trabaja en vehículos aéreos no tripulados y con un enfoque de código abierto, es Aria Logistics (Autonomous Roadless Intelligent Array).
«Estamos continuando el desarrollo de un sistema totalmente autónomo que no implique operadores humanos en absoluto», explica a SciDev.Net Arturo Pelayo, cofundador de Aria. Pelayo era parte del mismo proyecto de inteligencia artificial de la Universidad Singularity, en Silicon Valley, EE. UU., desde donde surgió Matternet.
«Ya estamos asegurando espacio aéreo en muchos países para permitir a los desarrolladores probar sus sistemas autónomos de código abierto», añade.
Pero los proyectos aún dependen de infraestructura —una red de bases para que los VANT aterricen y transfieran los paquetes—, lo que necesitará fondos para su implementación.
Eduardo Cabral, del Laboratorio de Vehículos no Tripulados de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, dice que la idea es buena, pero que uno de los desafíos es garantizar la seguridad cuando los drones compartan el espacio aéreo con otras aeronaves.
Agrega que los costos de investigaciones adicionales y el desarrollo para garantizar la seguridad y autonomía podrían ser mayores a los que ha anticipado Matternet.
Rodrigo de Oliveira Andrade
SciDev.Net