Carta hablando de esos mal nacidos que integran ETA. Antes de enviarla se la di a leer a mis conocidos, y cual fue mi sorpresa, que la mayoría me aconsejaron que no la publicase, que fuera mas blando en los calificativos, pues podrían tomar represalias al enterarse de quién era, etc.
Mi asombro fue mayúsculo, pues a la hora de denunciar cualquier injusticia boca a boca somos valientes, amparados en el anonimato y la multitud también, pero a la hora de pasar a la acción vienen las dudas, cuando hay que llamar a las cosas por su nombre todo es muy diferente.
Qué fácil es dar consejos, pero a la hora de la verdad miramos para otro lado.
Viendo un antiguo vídeo , para ver si me centraba y me venían ideas para escribir un artículo, me encontré uno en el cual se observaba cómo se detenía, por parte de clientes y empleados de una tienda, a unos chorizos. Me alegré mucho, pues pensé que si muchos españoles actuásemos de esa manera, y me refiero a nosotros, los ciudadanos de a pie, qué diferentes serían las cosas.
El valor no se mide por las palabras, sino por los hechos.
A mi no me vale ver una injusticia y contar hasta mil a ver si cambia la situación.
Como decía el escudo de mi regimiento en la mili:
«Sed valientes en la paz como en la guerra»
En la vida hay que tomar posiciones y llamar a las cosas por su nombre, con la cabeza bien alta y le duela a quien le duela.
El que mata es un asesino, el que roba un ladrón y así sucesivamente.
Idiosincrasia del pueblo español, siempre amparándonos en la multitud, en las masa, para denunciar cualquier cosa… pero solos, amigo, solos, no queremos líos.
Más que un vídeo fue una ilusión pasajera.