- Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC
Dr. Belisario A. Rodríguez Garibaldo
Jurista, Periodista, Sociólogo, Analista Político, Profesor y Escritor
Miembro del Partido Revolucionario Democrático (PRD; Panamá)
E-mail: brodgari@hotmail.com
Ciertamente que todas las históricas organizaciones guerrilleras, como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador, o el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, como en otra época los que realizaron la revolución cubana junto con Fidel Castro (Movimiento 26 de Julio), eran organizaciones con mística y principios revolucionarios, que nunca realizaron acciones terroristas ni narcotráfico, sólo combate militares en medio de guerra civiles en contra de gobiernos dictatoriales en sus países, a lo cuales en ocasiones alcanzaron el poder como en la revolución sandinista con Daniel Ortega en Nicaragua o en la revolución cubana con Fidel Castro en Cuba, o también se convirtieron en partidos políticos que han alcanzado el poder por los votos en elecciones, como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador.
Empero con respecto a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sólo puedo agregar, que a pesar de la historia política revolucionaria de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) desde el origen del conflicto colombiano, y así como de otros antiguos grupos guerrilleros colombianos (Ejercito de Liberación Nacional – ELN; Ejercito Popular de Liberación – EPL; Movimiento 19 de Abril – M-19), o en contrario el rol desempeñado en la historia del conflicto por el Estado colombiano y sus fuerzas militares en el conflicto (ya sea de violación de derechos humanos, terrorismo de estado y crímenes de guerra, o bien como de seguridad del Estado y defensa militar del Estado), o en defecto el rol de los grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en crímenes de guerra, terrorismo y narcotráfico, también las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen a su haber un innegable historial de crímenes de guerra, terrorismo y narcotráfico.
Es cierto que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) eran parte de esa generación de insurgentes revolucionarios latinoamericanos, que se inicio con la misma mística y principios revolucionarios, que hacia combates militares en medio de guerra civiles en contra de autoritarismos del gobierno colombiano y sus fuerzas militares, así como en contra de paramilitares y carteles de narcotráfico. Lamentablemente en Colombia el narcotráfico se convirtió en moneda de cambio, el mayor rubro de exportación del país, que lamentablemente corrompió con dinero a gran parte de la sociedad colombiana, incluido gobiernos, políticos, empresarios, paramilitares y hasta la misma guerrilla, primero custodiando a los carteles de narcotráfico a cambio de un ‘impuesto revolucionario’, hasta finalmente hacerse del control del ilícito negocio después del desmantelamiento de los grandes carteles de Medellín y Cali en los años 90, en lo que hubo una atomización de nuevos carteles (carteles del Valle y de la Costa atlántica) o pequeños carteles de bandas que pugnaba entre ellos por el control del narcotráfico, hasta finalmente ponerse a servicio y resguardo de la guerrilla y el paramilitarismo (este ya desmovilizado por acuerdos de paz con el gobierno actual de Colombia), en que terminaron controlando al narcotráfico, aunque las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lo niegue en sus declaraciones nacionales e internacionales, pero que ya son muchos los lideres de la guerrilla que han sido arrestados in fraganti en operaciones de trafico de drogas.
Una revista militar extranjera de US dice que las fuerzas militares de Colombia tiene un presupuesto militar de mil millones de dólares anuales financiado por su presupuesto militar estatal, además de las ayudas financieras y militares de US; pero todo esto forma parte para hacer frente al presupuesto militar con que cuenta las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que son 100 millones de dólares anuales, con casi 20 mil hombres en armas por todo el territorio colombiano, financiada en su gran mayoría por medio del secuestro y el narcotráfico. Además las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) realizan actos de terrorismo y crímenes de guerra, al igual que el paramilitarismo, contra población civil indefensa no beligerante en el conflicto. Aunque las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha dicho que su política internacional es no extender su conflicto interno con el Estado de Colombia hacia otros Estados vecinos, de hecho desde hace años tienen grupos guerrilleros en áreas limítrofe con Estados vecinos (Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá). En Panamá, desde hace muchos años, que guerrilleros y paramilitares colombianos usan la frontera con Panamá en Darién (zona del Chocó) como retaguardia para abastecimiento, descanso y trasiego de armas y drogas.
Ciertamente en Panamá, en las décadas de los años 70 y 80, era otra época, entonces a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) todavía les quedaba esa mística revolucionaria, con la que se enfrentaban al gobierno, militares, paramilitares y narcotráfico, pero sufrieron un proceso de corrosión como el resto de los sectores políticos de poder en Colombia. Y en Panamá, las Fuerzas de Defensa y los entonces gobiernos del Partido Revolucionario Democrático (PRD) tenían una buena política en la frontera de no agresión mutua con la guerrilla, para evitar inmiscuirse en el conflicto colombiano, y que este desbordase hacia territorio panameño, donde en aquel entonces la guerrilla apenas sólo entraba en ocasiones para abastecerse o para descanso. En Panamá, en la época de la Guardia Nacional (década de los 70) y las Fuerzas de Defensa (década de los 80), las fronteras estaban custodiadas por la Zona Militar y sus Compañías Militares (Pana-Jungla y Macho de Monte), además que la estrategia militar panameña era evitar entrar conflicto con guerrilleros y paramilitares mediante un acuerdo tácito de no agresión mutua (e incluso haciendo la ‘vista gorda’: ‘por aquí no ocurre nada, si te he visto no me acuerdo, pasa y salpica’).
Pero en los últimos años (década de 1990 a 2010) las presencias de estos grupos armados irregulares colombianos ha recrudecido en la frontera con Panamá en Darién, ya no sólo como retaguardia para abastecimiento, descanso y trasiego de armas y drogas, sino atacando a poblaciones panameñas y realizando secuestros a panameños. A partir de los 90 hasta la actualidad en decurso todo cambio, tal vez porque Panamá ya no tenia un ejercito que custodiara con recursos y fuerzas a la frontera, sólo la Policía Nacional, con recursos y fuerzas limitadas. Desde entonces la guerrilla realiza operaciones de trafico de drogas por esa frontera, drogas provenientes del narcotráfico colombiano con apoyo de la guerrilla, que trafican hacia sus socios de los carteles mexicano del narcotráfico (carteles del Golfo, Tijuana, Juárez, Sinaloa, Michoacán, Guadalajara, etc.) por la ruta centroamericana (con apoyo de trafico de las maras pandillas centroamericanas, como la mara Salvatrucha de El Salvador y otras mas de otros países, incluso pandillas de Panamá) o también por las rutas marítimas del caribe, para su destino final en US, el gran consumidor del continente americano. También la misma ruta le sirve a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para el trafico de armas provenientes de Centroamérica para la guerrilla colombiana.
La guerrilla (y antes los ya desmovilizados paramilitares, donde algunos siguen operando ilegalmente como bandas criminales, aunque una mayoría se ha desmovilizado por los acuerdos de paz constituyendo a las Cooperativas de Seguridad ‘Convivir’), han realizado en los últimos años incursiones a poblaciones fronterizas de lado de Panamá, amedrentando con ataques a la población campesina, y realizando secuestros de personas con mas recursos económicos, como comerciantes o médicos, para pedir rescate a familiares; ya son varios los panameños que han sido secuestrados por la guerrilla, ahora en paradero desconocido en territorio colombiano. También en la frontera panameña han habido ejecuciones y muertos, antes en mayoría por parte de los paramilitares, en especial de personas que estos acusaban que colaboraban con la guerrilla, en especial ayudando a su abastecimiento, es decir vendiéndole lo que requerían en sus comercios. También investigaciones informativas internacionales anotan que se ha detectado que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tiene operaciones de lavado de dinero en comercios y cuentas financieras en Panamá.
En fin, es una realidad actual en la frontera colombo-panameña de Darién, por lo cual consideramos, como patriotas, que la custodia y defensa de la zona de fronteras de Panamá, como de la protección de la población panameña, y en general de la Seguridad Publica y Defensa Nacional de Panamá, es una función del Estado panameño y su Policía Nacional, con mas fuerzas y recursos, ahora con el Servicio Policial de Fronteras, pero no una delegación de soberanía a bases militares aeronavales norteamericanas, como intenta negociar con US el gobierno panameño, para que venga los yankys a colaborarnos, ayudarnos y defendernos, ya sea con recursos y entrenamiento especial a la Policía Nacional, pero a la vez que incorporan a Panamá en la estrategia de Seguridad Internacional de US (Patriot Act) y de Colombia (Plan Patriota, Plan Colombia y Seguridad Democrática), involucrando a Panamá en un conflicto que no nos incube, y del que Panamá puede tener a un alto costo en su seguridad fronteriza y nacional.
Cada vez que los yankys dicen que este es el mejor camino, es preferible tomar el contrario al sugerido, pues de la buenas intenciones de los yankys, debe estar el infierno bien lleno. El Estado panameño y sus fuerzas policiales tiene el deber de custodiar y defender sus fronteras, así como proteger a la vida, bienes y honra de los panameños, en especial de los vecinos en esa zona fronteriza, pero este deber es potestad soberana del Estado panameño y su Policía Nacional, y no de los US y sus marines (con quienes Panamá ya ha tenido una larga historia non grata de agresiones militares desde sus antiguas bases militares norteamericanas en Panamá), como si Panamá fuese Estado libre asociado de US. En todo los demás aspectos de importancia, consideramos por sobre todo lo anterior, y muy especialmente, que solamente el adecuado desarrollo económico sostenible con bienestar social en la zona limítrofe, así como de Panamá y Colombia, es la mejor garantía de estabilidad social en esa zona y en nuestros países.