Sociopolítica

¡Señora, usted está haciendo una provocación moral!

“Puede parecer sorprendente, pero estas frases se repiten una y otra vez en todas las emisoras de radio musicales del país, en los chiringuitos de las playas o en las piscinas: “Tú eres la zorra más buenorra que hay en este lugar; han intentado domesticarte, pero eres un animal, está en tu naturaleza; te voy a dar algo lo suficientemente grande como para partirte el culo en dos; haz como si te doliese…”. Se trata de la letra de Blurred lines, una de las canciones del verano, del artista estadounidense Robin Thicke.”

Se trata de un extracto de un artículo de Maite Gutiérrez en La Vanguardia denunciando un videoclip de un tema de Robin Thicke al que tacha de sexista, y en mi opinión personal, justamente. Sin embargo, ella misma, y otros autores que nombra, técnicos sociales, derivan su crítica de la desaprobación moral legítima y democrática de “esto no está de acuerdo con mis ideales y lo repruebo” a “esto debe prohibirse”.

Patricia Soley-Beltran es una socióloga citada en varias ocasiones a lo largo de su artículo que deja varias frases de obligado análisis:

En este sentido, Soley-Beltran advierte que el debate ha de alejarse de moralismos. “Como sociedad, deberíamos hacer una reflexión profunda sobre qué modelo de sexualidad deseamos”. Hoy en día imperan dos modelos: el clásico del macho dominante, y el de la mujer que asume ese rol masculino y que hace del hombre un objeto. “¿Eso es lo que queremos? ¿La gran revolución consiste en que la mujer asuma una sexualidad según unas reglas del juego que no ha definido?”, se pregunta esta investigadora.

Me gustaría saber qué quiere decir sobre esa reflexión como sociedad que señala. A mi se me ocurren varias cosas a las que quizá se refiere y no concreta. La primera es convocar un referendo, como buena democracia, y que los españoles expliciten dentro de amplias opciones el modelo de sexualidad que desean ver en los medios, en la publicidad, el usado por los artistas, etc. La segunda es que ustedes, técnicos sociales y políticos, decidan sobre los españoles qué modelo imponer a la sociedad. La tercera es, simplemente, que viertan sus críticas a título personal y respeten, es decir, no prohiban, las voces discordantes y otras críticas con diferente contenido tolerando el juego democrático.

Como bien señala nuestra autora de su socióloga, “el debate ha de alejarse de moralismos”. Es decir, su posición sobre el modelo de sexualidad de la mujer, según usted, no es una posición ni juicio moral alguno, ¿entonces qué es? Ustedes están enjuiciando unos hechos y reclaman la reflexión de si está bien o está mal. Eso es exactamente el tipo de reflexión que corresponde a la moral: dirimir el bien y el mal. A ustedes, les guste o no, están emitiendo juicios morales. Esto, por supuesto, no quiere decir que sean despreciables en absoluto, es más, es justamente lo que ahora mismo hago en mi crítica su postura moral: emitir mi juicio moral.

Desde mi punto de vista, todo asalto a las libertades fundamentales y la voluntariedad de los actos, tanto de los participantes en el vídeoclip, como la libertad de expresión de los autores, de los críticos y de los consumidores, es reprobable e inmoral, anti-democrático si quieren.

Creo que no hay pretexto racional, ni justo, que pueda proseguir de cercenar la libertad de expresión de estos artistas, de estos hombres y de estas mujeres. Igualmente, no hay pretexto para censurar su juicio moral reprobatorio como, paralelamente, quién no lo reprueba.

Fotot: Mr.Enjoy

Fotot: Mr.Enjoy

Como bien señalé al comienzo, mi postura moral personal sobre el contenido es más o menos semejante a las de expuestas en el artículo: me parece machista y sexista; yo, en consecuencia, no consumiré este material. Pero también creo que la libertad de quién piense distinto y desee actuar en consecuencia sin hacer daño a terceros, debe ser respetada como corresponde a un estado adalid de las libertades fundamentales. De este modo no puedo estar más en desacuerdo con ustedes al escribir esto:

“El problema -sostiene Sílvia Morón- es que estamos rodeados de un retroceso democrático, en el que perdemos derechos y aumenta la violencia de todo tipo -económica, educativa, sanitaria…-, y en este contexto vuelven a aparecer actitudes que creíamos superadas”.

Sra. Morón, lo no democrático es la censura y la coerción de las libertades de los ciudadanos. De hacer como usted sugiere, nuestra democracia no se diferenciaría casi en nada de la dictadura franquista donde la censura filtraba todo material. Ni qué decir acerca que el que haya mujeres y hombres dispuestos a realizar y consumir este tipo de material no es una pérdida de derechos sino un ejercicio de los mismos. La pérdida es su prohibición.

Otra cosa, por supuesto, es, de nuevo, lo deseable o no de las “actitudes” a las que usted alude. Y es ahí donde se debate. Pero, en definitiva, mientras usted, tanto como yo, podamos elegir cómo expresarnos y qué consumir sin menoscabo de las otras personas, los principios democráticos que usted señala realmente serán honrados en su esencia.

En resumen, vemos una actitud arrogante y anti-social en este artículo, el cual, por una parte muestra un juicio moral perfectamente compartible y acorde a la democracia. Mientras por otro lado, tergiversa las libertades y derechos que pretende defender una democracia convirtiéndolos en intolerancia y animando a la censura tal como cualquier burda dictadura, y semejante a la que aquí hemos sufrido no ha mucho. Comete un error de arrogarse unos títulos que no posee, sea representante de la sociedad, sea persona con capacidad de prescribir el bien y el mal universal (o al menos de España), esgrimiento simultáneamente que no se trata de una postura moral. Usted nos provoca moralmente y parafraseando a la canción que critica “Yo sé qué quieres”: quieres cortar nuestras libertades.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.