Sexo. Uno de los temas que más abundan últimamente en todas las conversaciones en las que estoy presente. Obviamente, aparte de la dichosa crisis. Pero como de esto último ya se habla bastante, voy a contar la última anécdota que me produjo una reflexión.
El otro día me encontraba en una reunión de amigos a la que, inevitablemente, me tocó acudir. Casi todas las personas que allí se encontraban trabajan en la misma compañía, por lo que las tres primeras horas de la reunión el único tema de conversación fue el trabajo. Para mí ya es bastante duro compartir más de ocho horas en una oficina, lo que menos me apetece es estar tomando algo en una playa de ensueño, y seguir hablando de los asuntos del trabajo.
Normalmente, cuando me aburro de una manera tan soberana en un grupo, intento sacar algún otro tema de conversación que me parezca interesante. Pero, en este caso, decidí no decir una palabra y practicar mí deporte favorito, el análisis de la raza humana.
Después de las tres horas de tortura, una de las personas hizo un comentario sobre el cine, sin darme cuenta, produje un sonido un tanto confuso. Una mezcla entre el comienzo de un grito y un suspiro de placer. Inevitablemente, todas las personas se me quedaron mirando y sentí un poco de vergÁ¼enza, pero como si no fuera conmigo la cosa, decidí entablar conversación con esa persona. Durante unos diez minutos conversamos sobre cine de terror serie B y alguna que otra película Z. Estaba entusiasmado, ya que me parecía interesante para el ambiente en que nos encontrábamos. Luna llena, un hotel abandonado de fondo. En fin, el marco perfecto para este tipo de conversación. Cuando la conversación derivó en las películas de zombies, una de las chicas comentó muy expresivamente que había disfrutado mucho con una película en la que los zombies quieren atacar a una pareja que se encuentra en una casa. El chico, intenta desesperadamente cubrir todas las puertas y ventanas con palos para que los muertos vivientes no puedan acceder. De repente, la chica le dice a su compañero: “¡Oh, nos hemos quedado sin palos!” a lo que el chico le responde: “Tranquila cariño, yo tengo uno preparado para ti”. A continuación, obviamente, comienza la escena sexual.
Al oír esto, no pude hacer otra cosa que reír a carcajadas, me resultó del todo creativo y gracioso. Sin duda, hay algunas películas porno con mucho sentido del humor. Después, y durante otras dos horas el tema fue el sexo. Lo cual me resulta bastante interesante, sobre todo el hecho de que la gente se exprese de un modo natural sobre cualquier tema sin inhibiciones, por lo que durante la primera hora disfruté de la conversación. Después de esa hora recordé que cada vez que me reúno con ese grupo de personas, mayoritariamente solo hay tres temas de conversación: Trabajo, alcohol y sexo.
No es que me produzca desagrado hablar de estos temas, al contrario, lo único que me sucede es que, para mí, la vida es tan enorme y tan variada que conversar únicamente sobre estos tres temas mata mi natural atracción por la conversación. ¡Qué le voy a hacer! Me aburro.
Al reflexionar sobre esto, me di cuenta que muchas de las personas con las que me voy encontrando, prácticamente, sólo hablan de estos tres temas. Generalizando con la palabra alcohol, el uso de cualquier droga. Como siempre me ha interesado saber el funcionamiento de cualquier cosa, desde una tuerca al universo, intenté dilucidar el por qué del uso, prácticamente único de este tipo de conversaciones.
Comencé analizando la vida diaria de una persona corriente, la cual pasa la mayor parte de su tiempo trabajando. Sólo algunos afortunados consiguen emplear ese tiempo de trabajo en algo que realmente les apasiona. Los demás, se limitan a pasar esas horas lo mejor que pueden porque no hay otra manera de poder sobrevivir. Están deseando salir del trabajo para poder olvidarse de algo que no les resulta del todo entretenido y poder hacer lo que realmente les gusta, pero es muy curioso que el primer tema del que hablan cuando se reúnen con sus amigos es precisamente el trabajo. Lo considero bastante lógico, ya que es en lo que empleamos la mayor parte de nuestro tiempo, y por consiguiente, lo que más espacio ocupa en nuestra mente. A su vez, necesitamos liberarnos de esas horas de estrés, reír, bailar, desocupar la mente. Tema sobre el que he escrito en otros artículos.
Lo que me interesa descubrir hoy es el por qué de que la mayor parte de los individuos centren su vida en el trabajo, el sexo y las drogas. De repente viene a mi mente la televisión. ¿Un artefacto creado para entretener, para informar? Para mí, la principal función de la televisión, desde sus principios, es el control de las masas. Afortunadamente, en España, tenemos una gran variedad de canales para elegir la influencia que preferimos, pero aún así, denoto dos peculiaridades importantes. La primera es que la mayor parte de la gente sigue prefiriendo no “darle mucho al tarro” y se conforma con el entretenimiento más adecuado para cumplir esa función. La segunda es que observo una “cierta” manipulación de la información por parte de algunos de esos canales, lo cual me lleva a pensar que a ciertos individuos les interesa mantener ese adormecimiento cerebral en las masas. Esto es algo que se lleva haciendo desde siglos atrás, no hace falta hablar de la religión, censura y quema de libros.
Por otra parte creo firmemente en que un individuo sin educación es un animal descarriado. El hombre necesita ser guiado y educado. Con unos valores y unas normas para la convivencia de todos en sociedad. Pero soy un amante de la libertad individual y del conocimiento, por lo que creo que es fundamental que el hombre conozca toda la información sobre un determinado tema para poder elegir. Si se impone o prohíbe algo, indudablemente, y como ya se ha demostrado, resultará más atractivo por esa parte rebelde que todos tenemos.
Después de la censura a la que anteriormente fuimos impuestos por parte de todos los gobiernos y de la religión, es normal que en esta época de libertad en la que vivimos, se traten, sin ningún temor, temas como el sexo y las drogas.
Una carcajada brota de mi garganta, porque me doy cuenta que algún individuo, bastante dotado intelectualmente, pero con la insana intención de seguir controlando a las masas, ha descubierto que se pueden usar estos temas tan sugerentes para el individuo, por ser tratados en los círculos familiares con cierto reparo, para que permanezcan en nuestra mente una gran parte de nuestro tiempo. De esta manera, no tendremos tiempo para pensar un poco y darnos cuenta de que el hombre está siendo manipulado de una manera increíblemente inteligente. Desde su libertad.
Ahora creemos que somos completamente libres, pero la realidad es muy diferente. El hombre siempre será influenciado por su entorno, y algunos de esos individuos poderosos sin escrúpulos, utilizarán todo lo que tengan en su mano para imponernos su criterio.
La única y verdadera libertad es el conocimiento, cuanto más sepamos de nuestro entorno y de nosotros mismos, mayor libertad tendremos para elegir.
Si no elegimos seremos esclavos, principalmente de nosotros mismos. Así que dejemos que nuestro cerebro funcione un poco, pronto descubriremos la agradable sensación del conocimiento, y quizá no necesitemos tanto de otros placeres en los que nos podemos quedar estancados para siempre. Lo digo por experiencia propia.