Es llamativa la confusión imperante en la Argentina cuando se refiere a lo que es ser oposición.
Acá se le dice oposición a cualquiera que esté en desacuerdo con Kirchner, y se descalifica a los que están en desacuerdo con las ideas de Kirchner, cuando ser oposición es enfrentar las ideas, del lado del espectro que sean.
Así, los liberales son opositores de los estatistas, los capitalistas de los socialistas, etc. Lo que tenemos en la Argentina, donde mucha gente piensa igual pero pelea por el mismo puesto, es simple rivalidad.
Boca y River quieren lo mismo, son rivales. Carrió y Kirchner son dos creyentes adoradores del estado y sus bondades que queiren ser Presidentes y tener el poder en el país, son rivales.
En términos de política global, Ron Paul es oposición a George W. Bush, no Barack Obama que hizo exactamente lo mismo, sea en política internacional apoyando el contra-ataqaue israelí, o haciendo el mismo salvataje salvaje de las empreas funiddas.
La Argentina necesita oposición al modelo, necesita ideas frescas, nuevas, que reemplacen a las que fracasaron tristemente e hicieron fracasar a un país que debería sentarse a la mesa con China, Estados Unidos y Rusia, en lugar de mendigar migajas de Cuba, Ecuador y Venezuela.
Mi conclusión: Oposición implica un sistema, como mínimo, bipartidista con ideas diferentes; el Partido Comunista Chino, el Partido Comunista Cubano no son demasiado distintos al Partido Justicialista nacional, devaluado en el Frente para la Victoria, que se esgrimen como partidos únicos luego de destruir y anular a los demás, con más o menos violencia física.
Un sistema de partido único, o de idea única, sea del espectro que sea, sin una alternancia sana y madura donde existan bases comunes, pero ideas distintas, es lo que hace fuerte a un país, no un patético hombrecito retando a los que piensan distinto.