Tuve oportunidad de inaugurar un Palacio de Congresos, que  para mi ciudad no fue poco. Gracias a los empresarios de los años cuarenta y sus herederos, que intuyeron que el nombre “Parque Empresarial†era más adecuado a los nuevos tiempos que el de “PolÃgonoâ€.
Se inauguró como lugar de referencia para exponer las ideas del  porvenir comercial, intelectual, cientÃfico, tecnológico. Aplaudà todos estos discursos y agradecà la oportunidad de escucharlos.
Pedà un favor y se me concedió con agradecimiento: El primer evento que acogió fue el Congreso Mundial de Educación de la Infancia para la Paz, organizado por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles. El afán empresarial fue brindado al amor agradecido a la mujer que nos salva de la mediocridad de la guerra y de la afrenta de la muerte.
En el 2000 habÃa comenzado el siglo de las mujeres, Â agentes imprescindibles del cambio
HabÃa comenzado el siglo XXI, Â el siglo de las mujeres.
La sostenibilidad es un reto. Chernóbil es una alegorÃa  trágica de la realidad del desastre radiactivo y en esto dÃas un cementerio de neumáticos nos recuerda en provincias el imperativo de la sostenibilidad. Es también un afán (debiera serlo) de nuestro siglo diseñar un mundo sin barreras, dada la visibilidad de  los movimientos migratorios, causados  por el hambre y la falta de dignidad humana que producen  las guerras.
“Qué hacer†es una clásica pregunta, y quienes son agentes del cambio a la dignidad, son sin duda las mujeres. El agente de la digna libertad, aspiración de cada cual del universo, es  la mujer, componente poético (hacedor de nuevas realidades, esa es la poesÃa) del género humano.
Una Constitución Universal, punto de apoyo para la palanca del primordial quehacer de la polÃtica cual es la igualdad, el respeto, la dignidad  de la especie humana.
Si otro mundo es posible, confieso que lo creo al ver la imaginación y fuerza creativa de la mujer.
Sea este el siglo de las mujeres