La silicosis es un enfermedad terrible. Los pulmones van colapsando poco a poco con la edad, todo porque se ha respirado polvo de silicio, presente al trabajar con piedra, en minerÃa, principalmente.
Por respirar tóxicos existen multitud de patologÃas, ya sea de carbón, de amianto, de sulfhÃdrico, de cloro… El otro dÃa supervisé el desatasco de una fosa séptica. El agua pulverizada por la altÃsima presión, que se abatÃa entre los operarios en forma de nube, traÃa el «eco» de la inmundicia putrefacta recién disgregada.
Desgraciadamente, una condición de determinados trabajos es la exposición a elementos dañinos o a situaciones de riesgo para la vida, por eso existen compensaciones en forma de mayor retribución, de pluses por peligrosidad, de seguros, de menor periodo laboral… ya tenga el agente forma de sÃlice, de andamio o de miura bizco… o de nicotina.
Argumentar que la prohibición de fumar viene motivada porque los trabajadores de establecimientos de restauración no pueden elegir el ambiente de trabajo, como lo hacen los clientes, es hacer gala de una hipocresÃa absoluta. Me estoy imaginando a David, mecánico de profesión, y amiguete, con las manos negras de aceites de motor (potentes cancerÃgenos) viendo a un camarero amonestar a un cliente fumador «porque pone en peligro mi vida».
Qué hipócrita e incoherente sociedad, máxime cuando los impuestos indirectos recaudados gracias al tabaco suponen el doble de lo que nos cuesta la sanidad.
PodrÃa entender que, los trabajadores que trabajasen en aquellos establecimientos que permitieran fumar en su interior, tuviesen, por ejemplo, que realizar una mayor cotización a la seguridad social, por no hablar de convenios con los que no estoy de acuerdo.
Eso provocarÃa que, para un empresario hostelero, resultase más gravoso tener un establecimiento que permitiese fumar, ya que contratar a un trabajador trasladarÃa su SS a la demanda salarial. Los locales más grandes, y con mayor número de trabajadores, tendrÃan un coste laboral mayor. Luego sólo habrÃa de calcular si compensa el mayor coste con una menor clientela, y prorratear. Sencillo y justo.
Sin embargo, se prefiere prohibir. Al margen de las razones exclusivamente achacables a la querencia de orza a régimen autoritario, la prohibición de fumar en establecimientos públicos es una medida populista, ya que hace a la gente percibir que la prohibición, la pérdida de libertad, mejora su calidad de vida. Abyecto, si no se prohÃben además los motores de combustión interna, ¿no les parece?