En este país nuestro ocurren cosas que nadie o muy pocos son capaces de entender. Por ejemplo, aquí se puede ser trabajador de RENFE, cobrar un sueldo a final de mes pero sin pisar la empresa. Ejercer de “liberado sindical” sin horario laboral, cuya misión y contenido tampoco está al alcance de cualquiera. Ser secretario general de un sindicato y cobrar otro sueldo (UGT-Madrid), y a su vez, actuar como consejero en Bankia, percibiendo la nada despreciable retribución de 181.000 euros anuales. Pues todo eso, aunque muchos no lo crean, existe y se llama don José Javier Martínez Castro, cuya profesionalidad, preparación y conocimientos le permiten compatibilizar perfectamente las actividades anteriormente citadas. Es decir, que con lo misma facilidad tira de pancarta reivindicativa, suelta arengas, exige una huelga general y no se arruga por poner a parir a la presidente de una Comunidad Autónoma, presidente del Banco de España o lo que se tercie por formar parte de su sueldo. Lo que no impide que cuando se transmuta en consejero, se codee con Rodrigo Rato o Miguel Blesa para disertar sobre temas de alta economía o la esencia del capitalismo financiero. Eso si, conviene aclarar que a tenor de las declaraciones de este «hombre-orquesta», la totalidad de los emolumentos percibidos son donados a su sindicato (UGT).
Explicado de tal forma, resulta muy difícil asimilar como este personaje puede servir al mundo del capital y a su vez defender y sacrificarse full-time por los compañeros trabajadores. Por ejemplo, apoyar la reducción de personal en Caja Madrid cuando se despidieron a más de 3.000 trabajadores. La casuística es altamente compleja, tanto como “la cuadratura del círculo”.
Al margen de las reflexiones anteriores, si como afirma el Sr. Martínez, sus percepciones en Bankia, van directamente a la caja del sindicato, lo suyo sería que hiciese pública su declaración de la renta, con lo que quedarían aclaradas todas las incógnitas (o parte) y de paso taparle la boca a tanto criticón y malpensado. En otro orden, tampoco resulta fácilmente entendible que los bancos utilicen este sistema para regalarle dinero a los sindicatos…
Como ha sido publicado en los medios, al parecer, el PSOE está pasando por una delicada situación económica que se irá agudizando con el paso del tiempo. Mantener los 150 empleados de Ferraz no es tarea fácil. Los ingresos, según el secretario de Organización han descendido un 30%; otras fuentes hablan del 50%, debido a la pérdida de 59 diputados en las pasadas elecciones del 20-N más los ingresos de los altos cargos que colaboraban con el 10% de sus sueldos.
La contribución del PSOE (Rubalcaba) a CC.OO. Y UGT ya solo puede ser verbal en los distintos foros y presencial enmanifestaciones, si bien pueden recordarles los millones de euros de los contribuyentes con los que el Gobierno anterior les benefició en forma de subvenciones y por otros conductos. Ahora, los socialistas, es muy poco lo que pueden repartir; de ahí los terribles enfrentamientos internos que se están generando, destruyéndose entre ellos y disputándose los restos de sus recientes desastres electorales, a los que, muy posiblemente habrá que añadir la pérdida del último feudo del PSOE, léase Andalucía.
El número de los que se han dedicado a esquilmar las arcas públicas a través de las siglas, ha sido tan abultado que las desviaciones económicas se han incrementado en progresión geométrica. Que nadie se equivoque, el dinero no se ha evaporado, solo ha cambiado de bolsillo y el Gobierno actual, entre sus complicados cometidos y reformas, tiene el deber de encontrarlo, averiguar lo que ocurrió y denunciar ante los tribunales a los presuntos responsables. Como jocosamente apunta el analista político Tomac de Varelokivich «el acercamiento semántico entre los términos barricadas y mariscadas cada vez resulta más peligroso«.