Sociopolítica

Sobre la insostenibilidad del sistema sanitario español

Varón de 67 años, jubilado como funcionario público desde hace dos años. Infarto de miocardio en el año 2000 con revascularización percutánea mediante implantación de un stent en la arteria coronaria derecha.  Se le dieron recomendaciones  sobre el estilo de vida además de iniciarse tratamiento médico específico. Acude a Urgencias en el día de hoy por nuevo infarto de miocardio. El paciente ha seguido fumando y no ha cumplido las medidas dietéticas.

Unidad coronaria, 3 de la mañana. “Este balón de contrapulsación se nos queda corto. Bueno ábreme otro un poco más largo…y unas gasas. Vaya mierda de material, cómo se nota que están tratando de recortar gastos. No, este tampoco me vale, tíralo y ábreme otro pack. Y por favor, otro paño verde y más gasas. Oye ¿Has salinizado la vía al 211? ¿No? Pues quítale el suero que le has puesto por favor, que hacéis lo que no os mandan».

El presidente de la Comunidad Autónoma ha inaugurado en el día de hoy un nuevo hospital comarcal de más de 300 camas. El nuevo edificio ha costado más de 100 millones de euros financiados por fondos europeos, el Gobierno de España y del Gobierno de la Comunidad. Se cree que este hospital asumirá las Urgencias de casi 100.000 habitantes. En declaraciones a nuestro periódico el presidente declaró que «los ciudadanos cuentan con un nuevo hospital fruto de la buena gestión del gobierno regional que permitirá a los ciudadanos mejorar su salud y vivir más años».

Tres casos, tres aristas, tres situaciones y tres conflictos de intereses. El dinero público no es de nadie y es de todos. Y la Sanidad es universal, por ende de todos y para todos, y se financia de forma mixta: impuestos y copago en los medicamentos. Ahora bien. Listas de espera interminables, guardias que no se libran, viejas glorias facultativas que no dan palo al agua y que se marchan a media mañana para trabajar en la privada, MIR explotados… ¿Es esto sostenible?¿Hasta dónde se puede apretar el émbolo?

La situación de la Sanidad en España es, asimétrica y sobre todo ruinosa. Técnicamente disponemos de una sanidad de calidad intermedia (no presumamos tanto de lo que no tenemos), compuesta por infraestructuras mediocres, predominantemente viejas y mal planificadas, con personal sanitario quemado, mal pagado y explotado y unos recursos para cubrir todo esto escasos por no decir a día de hoy, virtuales.

Empecemos por lo planteado en el supuesto dos, el gasto sanitario de la práctica clínica. ¿Somos conscientes del precio de los recursos? Y ya no hablo sólo de si son conscientes los sanitarios, sino también de si lo son los pacientes. ¿Sabe el paciente que la Sanidad pública no es gratuita, sino que cuesta mucho dinero? ¿Sabe el paciente que hacer una radiografía o un análisis de más (por quedarnos tranquilos) es muy caro? ¿Es consciente el sanitario del uso subóptimo que hace en muchas ocasiones de los recursos?

Vayamos al tercer supuesto. ¿Es de calidad el sistema sanitario español? Gran parte de las infraestructuras sanitarias (no precisamente las sedes de las conserjerías o del Ministerio) son viejas, anticuadas y obsoletas. Los nuevos edificios son poco funcionales, construidos mediante pelotazo con materiales cochambrosos y planificados por inútiles que construyen una Unidad Coronaria en el polo opuesto de la Urgencia de un Hospital. Muchos jefecillos de gobierno autonómico se han dedicado a abrir hospitales a los que no han dotado de suficiente material médico y sobre todo a los que no han dotado de personal sanitario. Un par de internistas que atienden todo tipo de enfermedades y otro par de residentes de familia explotados, ese es el personal con el que cuentan algunas plantas de hospitalización de muchos “grandes” hospitales comarcales que atienden a centenares de pacientes.

Y acabemos por el supuesto uno. De la quiebra de la Sanidad en España no sólo son responsables los gestores públicos y los sanitarios, sino de forma importante también los ciudadanos. Ciudadanos que reivindican menos listas de espera, más rapidez de atención, mayor cercanía de hospitales y que no son conscientes del precio de todo eso.  Más aún. Muchos de ellos abusan de los recursos por la gratuidad que suponen los mismos, algo que en otros países como Alemania (donde el lema fundamental es “el que use más, que pague más”) sería impensable.

Por tanto tenemos recursos limitados, escasos, con tendencia a la minimización; demandantes con necesidades crecientes (y más desde el «triunfo» del estado de bienestar) y un sistema sanitario en proceso de recambio generacional, cogido con pinzas y hundido en la corrupción del tráfico de intereses y las poltronas anquilosadas. Ojo, ojito… o se presta atención a esto o la Sanidad dejará de ser universal, gratuita y “de calidad”.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.