El pasado 4 de agosto, escribí un artículo, carta o colaboración sobre la esperada e insistentemente demandada intervención de Mariano Rajoy en el Congreso (celebrada en el Senado), subtitulado: “Compareció pero no convenció»”. En esta ocasión, el número de comentarios recibidos sobre dicho artículo, fue sensiblemente superior al de escritos anteriores, circunstancia que yo adjudico no a la calidad literaria del texto, sino por el polémico contenido del mismo.
Como suele suceder, las docenas de ultrajes y vilipendios “anónimos», son compensados con similar cantidad de otros que opinan todo lo contrario y además, tienen la gallardía y delicadeza de identificarse con su nombre y apellidos.
La experiencia me está demostrando que para muchos internautas, el insultar a través de “la red de redes”, les produce un incomprensible e inaudito placer acorde con su nivel intelectual. De todos modos, el aceptar tales requiebros forma parte del sueldo, sin entrar a discriminar si es “A” ó “B”, compromiso que para el ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, no ofrecería el más mínimo problema a criterio de las recientes y calcadas declaraciones en la Audiencia Nacional de Arenas, Álvarez-Cascos y Cospedal, quienes como secretarios generales de la formación conservadora, han dejado meridianamente claro, a pesar de su acusada amnesia en otros temas, no intervienen ni corresponde por razón de su su cargo el ocuparse de financiaciones ni contabilidades, y mucho menos de las “donaciones”, que aunque rime con “comisiones” el significado es absolutamente distinto…
Retornando los citados comentarios sobre mi artículo y con la autorización del autor, íntimo amigo, excelente médico, ex político y escritor, sí deseo transcribir textualmente el que me envió y agradecí, una vez leído en la prensa.
Dice así:
«Gracias por el halago. Puedes utilizar el texto a tu antojo e incluir mi aportación verídica sobre el «sobre», valga la redundancia de esta preposición, que está alcanzando, por distintas causas, su momento más notorio desde que forma parte de la gramática española, por, según, sobre, tras…etc. como así lo estudiamos en su día. Nada que ver con el “sobre” que ahora ha levantado tanta controversia por circunstancias totalmente distintas a las que nosotros conocimos.
Pues bien, conviene no olvidar que el dichoso “sobre”, desde siempre ha estado vinculado a nuestra idiosincrasia y totalmente integrado en nuestras costumbres y lenguaje. En las décadas de los 40, 50 y 60, la paga mensual era el “sobre” con el que recibían sus retribuciones los trabajadores, y del contenido del «sobre» principal, lo que hoy llamamos nómina, se nutrían otros “sobres” más pequeños destinados a pagar colegios, alquileres, comestibles, luz, teléfono y un largo etcétera. Similar método se empleaba para abonar las pagas extraordinarias y cualquier tipo de gratificación, esfuerzo y otros pagos entre los cuales también se incluían los sobornos que siempre han existido.
No obstante, para los que peinamos canas, el “sobre” no siempre estaba relacionado exclusivamente con temas pecuniarios. Como olvidar sus motivaciones románticas cuando dichos sobres se convertían en portadores de citas y cartas de amor. ¿Quién en aquellos tiempos no ha esperado la llegada del cartero con un “sobre” cargado de ternuras, insinuaciones, expectativas e ilusiones. Para un español de aquella época, un “sobre” representaba infinitamente más que un e-mail, sms, whatsapp, etc.
El sobre se olía, acariciaba, abría y la carta se leía y releía en absoluta soledad, ensimismado con aquellas letras que “ella” había escrito con su delicada mano, algo tan íntimo y personal que posteriormente se guardaba como el más preciado tesoro.
La historia del “sobre” forma parte de nuestra cultura, algo que L.B., con su personal estilo repartía siguiendo instrucciones de la superioridad y era recibido con gran regocijo por parte de muchos de los que ahora le llaman sinvergÁ¼enza y con anterioridad don Luis. Obviamente antes entregaba dádivas y ahora, en la cárcel de Soto del Real, solo reparte tabaco y ropa usada. Curiosa la fragilidad de memoria la de ciertos dirigentes del PP, que cuando escuchan alguna conversación sobre el ex tesorero, lógicamente insultándole, fingen ruborizarse y algunos hasta se presignan…
Siempre me ha gustado escribir sobre situaciones, personas y sucesos cotidianos, normales, que afortunadamente son los que más abundan. Y sin poder afirmar que tiempos pasados fueron mejores, existen recuerdos que emanan sin llamarlos..El mundo se mueve real y metafóricamente muy rápido, por lo cual es preciso reflexionar sobre aquello que ocurrió, que sin ser mejor, fue distinto. Un abrazo.»
Considero que el relato de mi amigo no tiene desperdicio.
Dado que los procedimientos para apropiarse de lo ajeno ya están muy sobados, he preferido plasmar otros aspectos de su glosa resaltando su vena romántica de la cual es un maestro.