No es solamente el colesterol el que hace estragos en nuestro sistema cardiovascular, no, lo son también las emociones provocadas por hechos, muchos de ellos que nos afectan de forma directa y otros no pero que nuestra sensibilidad, nuestra emotividad nos lleva hasta el extremo de que se nos salten las lágrimas como consecuencia de presenciar o conocer casos en los que la gente nos cuenta sus desgracias o por el contrario vemos cómo la suerte les ha sonreído en un momento de su existencia.
En lo que a mí respecta, aún no me había repuesto de la llantina que me atacó al oír, por cierto ocurrió en la “Fiesta del Aplauso” que el Partido Popular organizó en estos pasados días en Valladolid, al ver a una pobre mujer ante un micrófono defendiendo a su marido que por lo que yo he podido deducir por lo leído en prensa, estaba ganándose el pan trabajando en la economía sumergida, en la que tantos abusos se cometen con los trabajadores que están en estas circunstancias, y por lo cual le pagaban solamente unos pocos miles de euros al mes y el pobre esposo estaba siendo “crucificado” a través de los medios de comunicación. Aunque hay dos clases de economía sumergida, una la de que con el jornal que cobran los que están en estas circunstancias están ahogados pues esta inmersión les cubre por completo y otra la de que algunos están sumergidos bajo un montón de dinero que sobrepasa su estatura física. Pero en cualquier caso, esta pobre mujer se ganó mi simpatía y mi solidaridad, por el coraje, la valentía y esa demostración pública de amor hacia su pareja. Lo dicho, y no me avergÁ¼enza confesarlo, se me saltaron las lágrimas.
Cuando ya casi había agotado la caja de pañuelos de papel secándome las lágrimas, me encuentro ante otro cuadro más emotivo, si cabe, que el narrado anteriormente. ¡Por fin! según cuentan los medios de comunicación ya se les va haciendo justicia a las mujeres en lo que respecta a sus salarios, ya se van viendo avances importantes y serios para llegar a la igualdad con el hombre, principalmente en eso de “a igual trabajo, igual salario”. El Rey ha fijado por primera vez un sueldo fijo anual a la Reina y a la Princesa Letizia. La primera va a percibir anualmente 131.739 euros anuales y la segunda 102.464 euros al año. El sueldo se divide en dos conceptos, mitad como salario fijo y la otra mitad como gastos de representación. O sea una parte para el gasto “normal” y la otra mitad para comprarse unos “trapitos” en Londres o Nueva York, ir a la “pelu”, “hacerse” las uñas, quitarse los juanetes y los callos y pintarse las uñas de los pies, teñirse el pelo y “hacerse” las mechas y cuidar el cutis con esa cantidad de cremas que en lugar de que haya sido una esteticista la que le ha aplicado una mascarilla de crema da la impresión de que ha sido un albañil el que les ha dado unas paletadas de yeso en su rostro.
Por favor, espero que ninguna mujer de esas que cobran como las hay muchísimas en mi pueblo, que no pueden darse semejantes “repasos” semanales por que cobran por cada hora de trabajo de siete de la mañana a ocho de la tarde, en muchos casos sábados y domingos incluidos parando una hora para comer al mediodía, diez euros, y no todas, las hay que cobran menos, lo que viene a suponer un salario anual de de entre 18.000 o 20.000 euros, espero que no se sientan ofendidas por lo que he dicho antes sobre el dinero que algunas emplean en “gastos de representación”. Es para que nos demos cuenta de que hay mujeres trabajadoras que acortan distancias económicas con respecto a los hombres y mujeres que se ven a mucha distancia económica de otras mujeres. En todo caso hay que decir que por algo se empieza, que la desigualdad se va acortando. Se ha empezado por la Reina y la Princesa. ¿Quién sabe si algún día le tocará a Cenicienta?
¿Ve usted como hay motivos para que a uno se le saltan las lágrimas y sobre todo a personas tan emotivas, tan sensibles, tan calladas y que como yo sufren en silencio?