La solidaridad, palabra que llena tantas bocas, es la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros, y yo, desde estas líneas que tengo la suerte de disfrutar quiero mostrar mi más absoluta y sincera solidaridad con los trabajadores de Aircomet en esta huelga que hoy han comenzado.
Y lo hago desde una postura ética y moral, pero también desde una posición de afinidad personal con muchos de los trabajadores que hoy se encuentran en esta situación, colaboradores míos en tantas ocasiones y sufridores de mis exigencias financieras y corporativas en tantas otras.
Ellos y ellas son las víctimas propiciatorias de la gestión caótica de los dirigentes del grupo Marsans, los cuáles llevan años dejando cadáveres laborales tras de sí, sin que ninguna administración sea capaz de hacer algo para remediarlo.
Ignacio Pascual y Gerardo Díaz Ferrán son las cabezas visibles de este grupo empresarial que ha crecido construyendo castillos en el aire y olvidándose de los principios básicos de toda expansión empresarial, como son los cimientos sólidos y los análisis rigurosos de los riesgos.
Ellos se lanzaron al crecimiento irresponsable y ahora son sus trabajadores, y no ellos, los que están sufriendo las graves consecuencias de su mala cabeza y sus delirios de grandeza.
Porque son los trabajadores de Aircomet los que llevan siete meses sin cobrar, son los trabajadores de Aircomet los que ven acumularse las facturas junto a su escritorio, son los trabajadores de Aircomet los que tienen que recibir las llamadas airadas de los proveedores y acreedores que no cobran, son los trabajadores de Aircomet, esas víctimas inocentes, los que están sufriendo esta situación.
Y lo peor es que los diferentes gobiernos están mirando hacia otro lado, nadie está haciendo nada por esa pobre gente que se ve en la tesitura de no poder abandonar el barco mientras este se está hundiendo, porque si se marchan perderían todos los derechos, esos mismos que están siendo mancillados dentro de la empresa.
Mi solidaridad absoluta y sincera, repito, mi completa adhesión a vuestra causa, amigos, y mi compromiso de seguir ahí, al pie del cañón, luchando desde mi atalaya por vuestros derechos.
¡Solidaridad con los trabajadores de Aircomet!