La curva de Phillips relaciona la inflación con el desempleo y sugiere que una política dirigida a la estabilidad de precios promueve el desempleo. Por tanto, cierto nivel de inflación es necesario a fin de minimizar el paro.
Con un paro del 20%….NECESITAMOS DEVALUAR, pero no podemos devaluar el Euro con un BCE que lo mantiene fuerte para evitar la inflación (alemana).
Está claro que la única vía económicamente razonable para que España salga de la crisis es SALIR DEL EURO. No necesariamente de la UE (Inglaterra tiene su moneda, la Libra, y pertenece a la Comunidad).
ya el economista alemán Max Otte, conocido por pronosticar en 2006 el futuro estallido de la crisis de las hipotecas ‘subprime’ en su libro ¡Que viene la crisis!, defiende que España salga del euro para superar la crisis y combatir la alta tasa de desempleo.
Otte ha criticado la actual moneda común europea en comparación con el Sistema Monetario Europeo (SME) basado en tipos de cambio semifijos, en vigor entre 1979 y 1989, por ser un sistema «más flexible», que transmitía seguridad a las empresas a la vez que permitía cierto margen de devaluación de una divisa en caso de necesidad.
El economista que predijo la crisis financiera no se asombra de que prácticamente ningún instituto de estudios económicos pronosticase el estallido de la burbuja hipotecaria, ya que para los empleados de bancos y analistas financieros «siempre es mucho más seguro para su carrera profesional seguir el consenso general de los mercados».
«Nunca habíamos tenido tantos economistas como ahora y las predicciones económicas son peores que nunca», ironizó el académico alemán, que visita Barcelona invitado por el Consejo Audiovisual de Cataluña. En su opinión, «los inversores con talento están ahora mismo jugando a la ruleta, en vez de apostar por la economía real». La razón se debe a que a los agentes de mercados de capital «les interesan ciclos económicos profundos, porque permiten ganar más dinero».
El autor del libro El desplome de la información atribuye a la sobreabundacia de información la imposibilidad para el ciudadano de a pie de orientarse en un mundo económico cada vez más complejo.
«La lógica de coste cero de Internet está dominando a los otros medios de comunicación, pero podría ser diferente, podríamos haber regulado Internet», sostuvo el profesor de Economía internacional, que cree que la desregulación de los mercados y de la comunicación «ha llegado demasiado lejos».
Otte reivindica «las finanzas aburridas», es decir, las que piensan a largo plazo, frente a los modernos mercados financieros «inestables y completamente irracionales». Por ello, defiende con ahínco la creación de una tasa a las transacciones de capital, de por ejemplo un 0,05%, que «encarezca el precio de especular frente a las inversiones a largo plazo».
El economista subrayó la contradicción de que Irlanda mantenga todavía «la tasa impositiva más baja de la Unión Europea para empresas», con un impuesto de sociedades de sólo el 12,5%, al tiempo que necesita de la intervención del Fondo Monetario Internacional y de recortes del gasto público para sanear sus finanzas.
Dejemos que algunos bancos quiebren
«Debemos dejar que algunos bancos quiebren para que las entidades financieras tomen las decisiones por su cuenta y riesgo», afirmó Otte, para quien lo que está ocurriendo ahora mismo en Estados Unidos y Europa es «la socialización de la banca a costa del contribuyente».
El académico defiende la cultura de las empresas familiares que, en su opinión, piensan a largo plazo, mientras que los directores ejecutivos de las grandes corporaciones «actúan a corto plazo, como la clase política».
Tampoco las agencias de ráting se libran del juicio de Max Otte; «¿Cómo llamar un sistema en el que todo gira entorno a tres agencias privadas? Yo llamo a eso una economía planificada, eso no es economía de mercado, es oligopolio», agregó el autor, que aboga por la creación de una agencia pública europea de ráting.
«Una buena regulación es fácil de alcanzar», apostilló Otte, que cree que las regulaciones demasiado complejas sólo ayudan a las grandes corporaciones. «Una vez más -concluye el economista- es un factor que sólo depende de una decisión política».
Marcial Herrero