La verdad es que no escarmentamos. Cuando nuestros dirigentes nos han echado en cara hasta la saciedad de que la culpa de la crisis que estamos padeciendo la tenemos los ciudadanos por haber gastado por encima de nuestras posibilidades, seguimos sin hacerles caso y continuamos gastando en lujos un dinero que no tenemos, lujos que se concretan en el consumo de productos energéticos y no me refiero a bebidas isotónicas o reconstituyentes, no, me refiero al uso de la electricidad, del gas y de los carburantes para automoción y calefacción. Estos productos se han convertido en un auténtico lujo que no está al alcance de todos los bolsillos y sin embargo nos empeñamos en seguir consumiéndolos aún a pesar de que su precio es más que prohibitivo. Está claro que el lujo no está hecho para el uso y disfrute de todo el mundo, solo unos cuantos privilegiados pueden disfrutar de él. Ya va siendo hora de que volvamos a la realidad y de que tengamos muy claro que lo nuestro es el candil, cocinar con leña, calentarnos con el brasero, ducharnos con agua fría, eso sí, habrá que cantar con más energía para combatir la frialdad del agua, olvidarnos del coche y de la moto y desplazarnos de un sitio a otro andando, que dicen que es muy sano, y para soportar los rigores del verano nada como un buen abanico, aunque más barato resultaría utilizar la tapa de cartón de una caja de zapatos.
En estos pasados días se ha hablado mucho sobre el aumento del precio de la factura por consumo de electricidad. El Gobierno dice que para el primer trimestre de 2014 solo subirá un 2,3%, para los tres trimestres restantes se mantiene la incógnita, sorpresa, sorpresa. Por cierto el ministro de Industria nos ha mentido ha querido hacernos creer que ha habido manipulación en la subasta para determinar el precio de la factura de la luz y se ha demostrado oficialmente que no ha existido tal manipulación, lo que sí está claro es que sí ha habido bastante teatro. Lo cierto y verdad es que nunca llegaremos a saber el verdadero aumento ya que descifrar o comparar una factura de la luz con la anterior es tarea más que imposible, por tanto aquí se da aquello de que a rio revuelto ganancia de pescadores, de las compañías eléctricas y petroleras se entiende. Esto del aumento de la factura de la luz viene dado porque en su día no se subió el precio de la electricidad y Gobierno y eléctricas acordaron subirlo poco a poco a través de un cierto espacio de tiempo, por tanto existe un “crédito” a favor de las eléctricas que se ha dado en llamar el “déficit tarifario” que hay que poner en “orden”, al día. Puestos a hablar de regularizar déficits podrían regularizar el déficit salarial y el déficit de las pensiones ya que en ambos casos sus perceptores, trabajadores y pensionistas, han perdido poder adquisitivo porque ambos emolumentos han ido a la baja y sus receptores han perdido poder adquisitivo.
El caso es que no reparamos en gastos suntuarios, lo queremos todo, menos mal que hay gente de buena voluntad que se interesa de forma altruista por corregir nuestra manirrota forma de actuar y se preocupa de que los salarios sufran recortes que van desde el 20 al 40%, de que las pensiones no suban más allá del 0,25%, de que el salario mínimo interprofesional quede congelado para el año 2014 y lo ha dejado en los 645 euros mensuales de 2013 y de que haya cientos de miles de pensionistas que su pensión está por debajo de este salario mínimo, pero nosotros erre que erre, al lujo y al despilfarro. No tenemos en cuenta que todos estos recortes se hacen por nuestro bien y somos tan ingratos que criticamos y hablamos mal de quienes solo quieren nuestro bienestar. El dinero no trae más que vicios y el vicio es lo que pierde a las personas. El lujo, las comodidades, no deben ser para todos ya que si así fuera sería imposible distinguir lo bueno de lo malo y aunque las comparaciones dicen que siempre son odiosas nunca están demás.
No obstante lo dicho anteriormente, hay que pensar en que es muy posible que alguien ande equivocado o que no se haya dando cuenta de que cuando la gente pide trabajo no solo quiera eso. Por lo visto no caen en la cuenta de que a más del trabajo lo que también desean es que este les sea remunerado de modo y forma que sin pretender vivir en el lujo y la opulencia, nadie se hace rico trabajando por cuenta ajena, para otros, les permita vivir dignamente y como personas que son. No, no es que la gente pretenda vivir lujosamente, lo que realmente desea es que todo aquello que necesariamente precisan de forma ineludible para vivir y de lo cual se les priva, no se convierta en un filón de oro para unos cuantos desaprensivos cuyo único fin en la vida es amasar dinero y enriquecerse a costa de las carencias y calamidades de los demás. No, los ciudadanos no son manirrotos ni despilfarradores, entre otras cosas porque no tienen medios económicos para dilapidar, esos calificativos se les pueden aplicar a sus administradores.