La crisis del Euro está demostrando que el sueño de una Unión Europea entre países ricos y pobres es, en realidad, una pesadilla.
El Euro es una moneda que interesaba a Alemania, porque su debilidad (frente al antiguo Deutsche Mark) le permite vender más tanto a sus socios de la UE como al resto del mundo.
Mientras Alemania se dedica a producir y a exportar, los países del sur (los PIGS) se dedican a importar y a consumir, aumentando su deuda, que es comprada por los mismos alemanes… Alemania nos financia para que le sigamos comprando! (¿no les recuerda a lo de China?)
Si además tenemos en cuenta un escenario de bajos tipos de interés, podemos comprender la euforia de gasto e inversión, el derroche inmobiliario y la ilusión de riqueza generada por este dinero barato, que provocó que los salarios subieran y subieran en los países de la periferia mientras se incrementaba, además, la demanda de mano de obra.
Tras el bombazo, la quiebra de Lehman Brothers (nuestro Ministro de Economía era uno de sus ejecutivos), llegaron las vacas flacas en forma de dificultad financiera… ya no nos prestan!
El BCE no quiso con Trichet gestionar una política monetaria “para toda la UE”, únicamente preocupado por la inflación (alemana), aunque Draghi parece defender otra perspectiva…
Y parece que no hay otra solución que los recortes. Pero la austeridad no es de recibo si no existe un plan de salvamento bien diseñado, una reactivación clara del Flujo Circular de la Renta en nuestra Economía, y unas directrices claras que garanticen la estabilidad de nuestro sistema financiero.
Quienes han festejado los diez años de vida del Euro ensalzan que ya no existen problemas cambiarios y de libre comercio en la Unión (económica y monetaria…zona euro) Europea ¿ERROR?
Seguirá…
