Recortes, despidos, encierros de profesores en sus aulas, huelgas y manifestaciones. Esta es la atípica vuelta al colegio para los casi ocho millones de niños y jóvenes españoles que han empezado esta semana sus clases de educación primaria y secundaria. Los sindicatos de profesores dicen que las reducciones de plantilla de los colegios públicos están en torno al 4,5% y explican que los españoles no se pueden permitir invertir menos en educación.
Más del 28% de los jóvenes españoles dejan de estudiar antes de conseguir el título de bachiller o una titulación de Formación Profesional. Muchos jóvenes españoles dejan sus estudios antes de finalizar la educación obligatoria y esto les hace más vulnerables y con más posibilidades de fracaso. El 46% de los desempleados españoles son jóvenes, y alrededor de 900.000 son jóvenes que no tienen la suficiente formación para incorporarse al mercado laboral.
“Resulta que tenemos más alumnos que nunca, pero ahora no tenemos profesores”, explica un profesor de un colegio público de Madrid, donde los recortes han obligado a prescindir de 10 maestros. Menos profesores, menos recursos… llevan consigo profesores más quemados y peor calidad en la educación de los niños y jóvenes, futuro del país. Estos recortes llevarán a que la leve mejoría en el fracaso escolar y en nivel educativo, se disipe de nuevo. Hoy, los profesores cuentan con más alumnos, unos 320.000 más, y menos dinero, un 1,5% menos.
El control del gasto público propuesto, como receta por la Unión Europea, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional está ahogando a los gobiernos, que recortan en servicios públicos. Empezaron con el control de los salarios de los funcionarios, subida del IVA, recortes de un lado y de otro… hasta llegar a la sanidad y la educación pública. ¿Dónde quedaron las ideas de refundar el sistema? Al final, hemos vuelto a viejos ingredientes para dar solución a problemas globales. Son los mismos los que pagan la crisis, ven reducidos sus salarios, sus servicios… y mientras los “causantes” siguen viendo crecer sus cuentas bancarias (en paraísos fiscales). “En tiempos de crisis, tradicionalmente los ricos no gastan menos, sino algo más; mientras los pobres reducen el ritmo. Lo que al final, cuando llega la recuperación económica, aumenta las diferencias entre unos y otros”, explicaba hace unos días el asesor para la educación del Banco Mundial, José Manuel Moreno.
En España, al comienzo de la crisis se hablaba de que había que cambiar el sistema productivo del país, basado hasta ese momento en la construcción. Es paradójico que hoy estemos hablando de recortes en la educación pública, porque para ese cambio en el modelo de producción es necesario formar a los que van a ser la fuerza del trabajo del futuro.
Cuando hablamos de los países empobrecidos del Sur vemos claro que la educación es el motor para salir de la pobreza y crear esperanza en un futuro mejor. Sin embargo, no nos aplicamos la receta. Está demostrado que un joven formado devuelve con creces la inversión que se hizo por él. De cada euro invertido en la formación de una persona, ésta devuelve dos, según un informe de la OCDE. Y por cada año que la persona se mantenga en el sistema educativo, ésta tendrá un 7,5% más de sueldo en el futuro. Además, una persona formada tendrá mejores hábitos de vida: no delinquirá, gastará menos en sanidad porque cuidará su salud, conocerá sus derechos y obligaciones, tendrá una conciencia crítica… Y la educación pública, gratuita y para todos, es un logro conseguido que no debemos permitir que desmantelen, porque la educación no es una cuestión de gasto, sino de inversión y de mejorar el futuro. Lo contrario es un suicidio colectivo.
por Ana Muñoz Álvarez
Periodista