EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
El debate que actualmente está en el ánimo de la sociedad española no se concreta en una cuestión tan importante como puede ser el alargamiento de la edad de jubilación, la cuantía del despido o la reforma de las pensiones entre otros aspectos de carácter socio económico, no. El debate que enfrenta a los españoles se centra principalmente en si se debe permitir o no que los fumadores puedan joderse la salud donde les venga en gana y sin ningún tipo de miramiento o consideración hacia los que no fuman. A diario podemos comprobar cómo las inquietudes, temores y preocupaciones de los españoles de a pie no son sobre aspectos de tipo laboral o de lograr un futuro que nos permita vivir con una cierta dignidad, con poco dinero eso sí, no le pidamos peras al olmo, pero al menos sin tener que mendigar o pasar a depender económicamente de los hijos, que ya bastante tienen con sus hipotecas, después de haberte dejado la piel en el puesto de trabajo durante décadas. No, esto no nos preocupa, el futuro, no ya el nuestro sino el de nuestros descendientes, hay que resolverlo antes que este se te eche encima y te aplaste, no hay que vivir solamente el presente, o sea vivir el día a día para lamentarnos cuando vemos que ese día a día se va acabando o se ha acabado ya y te encuentras con la cruda realidad que no es otra que el no haber previsto el futuro y encontrarte entonces con un presente desolador.
Pues sí, lo que priva en los debates en bares, cafeterías y tertulias no tiene nada que ver con lo social y con lo económico. Lo que políticos y sindicalistas puedan estar debatiendo para evitar ese lúgubre futuro al que antes me he referido no llama la atención a nadie. La gente no se fija en los políticos. La gente no se da cuenta de que son estos los que marcan el rumbo de su vida, se quiera o no se quiera, guste más o guste menos, esa es la realidad y por esa realidad es por lo que hay que fijarse en lo que hacen los que deciden sobre todos nosotros porque si estos no hacen las cosas como es debido, si no legislan y deciden con verdadero conocimiento de la realidad social y aquí es donde debemos mostrarnos vigilantes y advertirles de que van por mal camino, se dará el caso de que nos percataremos de lo mal que estamos cuando estas ya no tengan remedio. Cuando no haya posibilidad de dar marcha atrás y no quede ocasión de reiniciar el rumbo por otros caminos. Hay que fijarse muy mucho en lo que hacen los políticos pues nos jugamos bastante en ello. Nosotros somos los primeros interesados y responsable para que las cosas se hagan bien y somos los que razonablemente debemos plantear aquello que queremos para nosotros y para los que nos precedan que no es otra cosa que un mundo donde todos podamos pasar por la vida con un mínimo de dignidad.
Pero por lo visto nos encontramos en un serio dilema que no es otro que el de: ¿Tabaco o reformas, esa es la cuestión?