“Escribir es un oficio que se aprende escribiendo”. Simone de Beauvoir
“La necesidad de tener docentes que sean lectores y escritores para que puedan promover estos procesos en los estudiantes. Desde allí se plantea la pregunta de investigación: ¿de qué manera cualificar los procesos de escritura académica, de un grupo de docentes de primaria?
Patricia Roa Rodríguez
Estamos en los tramos finales del curso semi-presencial denominado “Especialización Docente en Políticas Socioeducativas”, pos-título docente del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela”, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación Argentina del cual hemos dado cuenta en varias oportunidades y en esta ocasión comentaremos sobre el Módulo “Taller de escritura académica”, bajo la fraternal tutoría de Pamela Osan.
Presento pues al equipo, empezando por el autor, Marcos Thisted; la Coordinación académica general Adriana Fontana; la Secretaría académica de Marcelo F. López; la Coordinación de Tutores Julián Manacorda; Coordinadora de contenido Mariana Moragues y el Administrador del campus virtual Eduardo Coquet.
¿Qué valor podemos otorgar a la escritura en este mundo tan convulsionado?
Tal vez leer lo que se consigna en el material de estudio de la clase 1 nos dé luz:
“El propósito del Taller de Escritura Académica (TEA) es proveer un ámbito en el cual reflexionar, analizar y poner a disposición una serie de herramientas que les permitan adquirir mayor confianza en la redacción de textos vinculados con la problemática socio-educativa. Dado que la dinámica que pondremos en práctica es la de un taller en el que se ejercita el oficio y el arte de la escritura”.
¡Los que abrazaron el oficio de escribir tienen mucho que decir, sin dudas, sobre “un taller en el que se ejercita el oficio y el arte de la escritura”!
La frase de Irene Klein con la que se ha titulado la segunda clase El oficio de escritor: la lectura, como punto de partida de la escritura académica en esta sección: “todo buen escritor es, en suma, un buen lector” (2007: 47). ¿Lo somos?
El Taller de escritura académica se constituye entonces en “un espacio para la reflexión sobre las prácticas de escritura que permiten a los docentes profesionalizar su tarea. Se pretende contribuir al enriquecimiento de estrategias de escritura que lleven a los docentes a detenerse en los espacios del texto donde es necesario reformular, simplificar, explicar, aportar datos de otros textos, garantizando la comunicación de las experiencias y relatos áulicos a través de un texto académico adecuado”.
A tenor de nuestra mirada, el hablar y escribir componen elementos humanos de comunicación, de enseñanza-aprendizaje, de entenderse el uno con los otros, claramente son elementos cooperativos.
Es harto sabido que los sistemas educativos en todo el mundo-en mayor o menor medida- se encuentran en crisis. Aquellas viejas y añoradas épocas en que la educación significaba progreso, hoy esa creencia se encuentra seriamente cuestionada, en parte se reconoce a la poca importancia que se le asigna a la práctica de leer y escribir.
¿Qué tipo de educación necesitamos para construir sociedades más justas?
Necesitamos escribir, necesitamos expresar nuestras palabras. Nuestros alumnos necesitan escribir más y mejor cada día, necesitamos leer y escribir mejor cada día.
El deleite literario, la escritura narrativa, descriptiva, científica y académica deben inundar las aulas, en especial las más modestas, en realidad por doquier, para que broten escritores, para que brote el oficio de escribir.
El oficio de escribir a favor de la vida, compartiendo saberes socialmente relevantes, es una necesidad histórica del momento en que la especie humana enfrenta su posible extinción.
Hace tiempo que nos anotamos en este oficio de escribir sobre pedagogía y didáctica cooperativa que ahora se verán notablemente mejorados.
Leer y escribir, un dúo, que nos ayuda a pensar que un mundo mejor y más justo es posible en la medida que nos movamos en esa dirección.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!