La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) investiga desde hace siete años las actividades nucleares de Irán, pero sostiene que aun no puede establecer las verdaderas intenciones del régimen al que acusa de no cooperar para comprender la naturaleza de su programa nuclear. Según el último informe de la AIEA del mes de septiembre, el programa nuclear iraní ha producido hasta el presente unos 2.800 kilos de uranio de bajo enriquecimiento , cantidad que los expertos consideran suficiente para fabricar entre dos y tres bombas atómicas. Al mismo tiempo, un informe realizado por Susan Rice, Observadora de Asuntos Nucleares de la ONU, indica que la Republica Islámica se niega a responder cualquier consulta sobre su proyecto y parece determinada a obtener armamento nuclear.
Las potencias occidentales expresaron preocupación ante la negativa de Teherán en cooperar con los inspectores internacionales. Los embajadores de EE.UU. y Gran Bretaña acusaron a Irán de cometer sistemáticas violaciones de las resoluciones de Naciones Unidas que ya han impuesto cuatro rondas de sanciones. El último informe de la AIEA indica que la República Islámica tiene cada vez más uranio de bajo enriquecimiento y un 20% de uranio enriquecido. La junta de gobernadores, Francia, Alemania y Reino Unido manifestaron su preocupación por lo que describieron como una creciente falta de cooperación de Irán con el organismo de Naciones Unidas. La actual disputa por los expertos de la AIEA empezó hace varias semanas después de que Irán no permitiera el ingreso al país de dos experimentados inspectores.
La ultima ronda de sanciones instrumentada por la Casa Blanca, promulgada por Naciones Unidas y ratificada por la Unión Europea cuenta con el apoyo de Japón y Rusia. Se trata probablemente del último intento por calmar los ánimos en la disputa nuclear con Teherán sin recurrir a enérgicas medidas relacionadas con acciones militares. Pero una vez más, pareciera que el liderazgo iraní ha desairado a Occidente, ya no con promesas incumplidas, sino con declaraciones mas duras que las conocidas en el pasado. Teherán rechazó oficialmente las sanciones de la ONU y las medidas adicionales impuestas por la UE. El presidente Ahmadinejah ha profundizando la crisis al anunciar que jamás abandonara su programa nuclear y que mantendrá funcionando 12 plantas de enriquecimiento a lo largo y a lo ancho del territorio Iraní. A Washington y las capitales europeas no le preocupan tanto las declaraciones amenazadoras como los informes que provienen de Irán a través de desertores de altas jerarquías del régimen. Este aspecto, a juicio de los asesores del presidente Obama podría obligar a la administración a rever los riesgos que plantea la Republica Islámica y considerar acciones que no desea tomar. Los escépticos demócratas que en el pasado sostuvieron y consideraban los informes sobre Teherán como alarmistas y propaganda anti-iraní; hoy están preocupados.
No menos decepcionados se encuentran los expertos de la AIEA, cuyo objetivo es impedir la proliferación nuclear. Tras una amplia investigación interna, funcionarios de la AIEA llegaron a la conclusión de que un computador portátil obtenido de Irán hace 2 años contenía material altamente radiactivo. El computador llegó a EE.UU. a través del Servicio Federal de Inteligencia de Alemania, el Bundesnachrichtendienst (BND) que lo transfirió a manos del AIEA en Viena según informo a finales del año pasado la revista alemana Der Spiegel. También los informes que dio a conocer Ali Reza Asgari, ex viceministro Iraní que deserto para radicarse en los EE.UU. demostraron ser reales y ofrecen información particularmente valiosa a pesar que las autoridades iraníes acusaron a Arabia Saudita y a EE.UU. de haber secuestrado a Asgari, aunque lo cierto es que él deserto voluntariamente.
El gobierno de Irán se encuentra bajo presión a raíz de la cuarta ronda de nuevas medidas y sanciones desde que su programa nuclear quedo expuesto, pero la pregunta obligada tanto en los EE.UU. como en Europa es: quién está exactamente a cargo del programa nuclear de ese país y cuales son las intenciones reales del gobierno iraní. El régimen ha declarado constantemente ante la AIEA que el único organismo que se ocupa del enriquecimiento de uranio es el Consejo Nacional de Energía y que su tarea está dedicada únicamente a la aplicación de tecnología con fines no militares.
Pero si el expediente de inteligencia que está siendo examinado por diplomáticos de Washington y la Unión Europea, el cual fue confeccionado por importantes desertores del régimen es verdadero, las alegaciones de Teherán serían, en el mejor de los casos, una verdad a medias. Según ese documento confidencial, existe una rama militar secreta del programa iraní de investigación nuclear que está subordinada al Ministerio de Defensa y cuya estructura es clandestina. Los funcionarios que han leído el expediente han llegado a la conclusión de que Teherán se ha tomado muy en serio el desarrollo de una bomba atómica y que sus planes están avanzados. Las agencias de informaciones occidentales creen que el organismo de energía nuclear ha acordado una división del trabajo sobre el tema central de investigación sobre armas tácticas y nucleares donde el organismo de energía nuclear supervisa primariamente el enriquecimiento de uranio y una Unidad de la Guardia Revolucionaria se ocupa de la construcción de la ojiva nuclear para ser ensamblada sobre los misiles Shahab que Irán ya dispone. A juicio de los expertos, los científicos iraníes podrían producir a finales de este año una versión primitiva de la bomba, pero no del tamaño adecuado, aunque ello configuraría un éxito importante para el régimen y la concreta amenaza estratégica que tanto alarma a Occidente, dicha bomba tendría que ser reducida en sus dimensiones a un tamaño menor y apropiado para montarla en una ojiva nuclear, esta etapa podría ser alcanzada en no menos de 1 año.
La oficina de la AIEA basada en Viena también posee esa información, pero el presidente iraní alega que se trata de una falsificación y que se utiliza para desacreditar a su país. Ante este escenario los círculos diplomáticos occidentales sostienen que Washington podría promover una confrontación decisiva. Mientras Moscú no descarta medidas punitivas adicionales, aunque China intente bloquear una acción occidental. No obstante, China acompañaría sanciones como restricciones de viaje a oficiales de la Guardia Revolucionaria y científicos nucleares. El arma eficaz parece ser un embargo comercial y de combustibles. Dada la insuficiencia de sus refinerías, a pesar de sus grandes reservas de petróleo, Irán importa la mitad del combustible que consume. Por tanto, las sanciones desencadenarían un importante aumento del precio en la gasolina, lo que generaría una inevitable y grave efervescencia social. Las opiniones de los expertos están divididas entre los que creen que ésta medida contra un régimen impopular para debilitarlo más aún brinde resultados positivos y los que temen que los líderes podrían hacerse más fuertes e inflamar al pueblo iraní contra el Occidente perverso.
Este critico escenario más la intransigencia de Irán, ha reforzado la creencia abrumadora que la comunidad internacional deberá intervenir y detener a Irán. En tal sentido es que varias consultoras de Europa han realizado encuestas a ciudadanos comunes en distintos países, las preguntas han sido entre otras: ¿Usted cree que Irán tiene derecho a desarrollar armas nucleares o que la comunidad internacional debe impedir que Irán desarrolle armas nucleares? En Francia un 12% cree que Irán tiene el derecho a desarrollar armas nucleares, mientras que el 68 % cree que la Comunidad Internacional debe intervenir y frenar a Irán, un 20 % es apático al tema. En Suecia un 5% apoya positivamente el desarrollo nuclear iraní mientras que un 90% de los consultados sostienen que Irán debe ser detenido por la comunidad internacional, el 5% restante se mantiene al margen de una respuesta. En Alemania un 10 % de los encuestados adhieren a la idea que Irán tiene derecho a desarrollar energía nuclear en tanto que un 83% de los consultados se manifiestan por la intervención de la comunidad internacional y solo un 7% no tiene posición al respecto.
Por ultimo, mucho se habla de que una guerra cibernética que probablemente ya ha comenzado contra los sistemas y las redes iraníes en sus centrales nucleares a través de la introducción de un potente virus que pudiera haber descontrolado sus registros, aunque Washington no ha descartado la opción militar según palabras de su Secretaria de Estado Hillary Clinton, y ello a pesar de las consecuencias políticas y la posibilidad de contraataques del régimen de Teherán. Al tiempo el General David Petraus ha declarado que el bombardeo a las instalaciones nucleares es evaluado como sumamente dificultoso ya que los científicos están protegidos y literalmente “enterrados” al igual que las instalaciones en lugares que hacen casi imposible atacar militarmente con armas convencionales. A pesar de ello, Petraeus usó un tono poco usual en sus siempre moderadas declaraciones, y esta vez cuando se le preguntó si se podía lanzar un ataque militar contra instalaciones nucleares iraníes. El General declaró hace menos de dos meses al Washington Post: “Si, claro, seguro que se las puede bombardear”.