La compañía del periodismo, y últimamente la de la fotografía, ha vendido de más, y en la terminal ante los pilotos y las azafatas de los medios de comunicación, los pasajeros con su billete de graduado esperan impacientes poder entrar. Un espacio en el portamaletas, en la cola del avión, debajo de los asientos, de azafatos auxiliares o en primera con un sueldo digno, los más afortunados. El caso, es entrar, y si es posible, avanzar, mirando el futuro, aunque una vez alcanzado el premio, como fue el caso de John H. White, con su Pulitzer de fotografía, nunca sabes qué te depara el mañana, ni si serás sustituido por un iPhone de última generación.
El porvenir del periodismo se puede definir como una lucha inagotable que viene desde antiguo entre el servicio al poder y la sociedad. La agonía viviente de este sector informativo radica, tal y como lo afirma Miguel Iturbe, director del Heraldo de Aragón: “en la falta de confianza de la sociedad a los medios que tienen como deber informarla de qué está pasando”.
Es necesaria una humanización del hombre que busque satisfacer al hombre en su totalidad profundizando en las noticias.
El Papa emérito, Benedicto XVI, decía en su mensaje con motivo de la 47° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales: “Las redes sociales digitales están contribuyendo a que surja una nueva «ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas, informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de comunidad”. Es este foro virtual el nuevo espacio de interrelación en el que los medios buscan un hueco en una sociedad, que con tanta red social y tsunamis de “noticias” cree estar bien informada.
En un mundo excesivamente politizado y aquejado del relativismo imperante, los medios de comunicación desempeñan un papel primordial para la formación de la opinión pública y el conocimiento del famoso: “qué está pasando”.
Se podría pensar que nunca ha habido tanta información como ahora y nunca hemos estado tan desinformados. Inmersas en el ruido y el infoentretenimiento que los medios dan a la sociedad, las verdaderas noticias son como diminutas matriuskas escondidas en reducidos titulares. La supervivencia del periodismo condicionada por la publicidad y los lectores ha de saber conjugar los intereses con la verdad, sabiendo como afirma José Gabriel Vera, director del secretariado de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación: “La verdad es posible, los periodistas han de tener criterio para llegar a la verdad”.
Y la fila de pasajeros con billete en la mano crece incesantemente cada junio. Y el avión despega, hace escalas, vuelve…. y crecen los pasajeros “golpeados”, aquellos que buscan su destino por otro camino, en un vuelo posterior, con descuentos o compensaciones por las posibles molestias que los trapicheos puedan ocasionar en su conciencia.
Mientras el precio de los asientos cae sin que nadie lo remedie, y con él, el periodismo.