EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Cuando salta a los medios de comunicación la noticia de que un pobre anciano, y no tan anciano, han sido timados mediante la artimaña del “tocomocho” o de la “estampita”, siempre pensamos lo mismo: que se han aprovechado de unas pobres personas “ignorantes”. Pero a continuación pensamos también en que a todos ellos les ha perdido su codicia, a los viejos y a los no tan viejos, que les ha hecho llegar hasta el punto de “aprovecharse” del pobre “tonto” que les quiere vender un décimo de lotería “premiado” por mucho menos dinero del que le ha correspondido como premio, o de un montón de billetes metidos en una caja que en realidad son recortes de papel, a estos “aprovechados” codiciosos, pensamos que también les deberían meter en la cárcel por intentar aprovecharse de un tonto no tan tonto pero al que los timados sí lo consideraban un tonto. Perdón por la redundancia.
Cuando ahora vemos como el “tocomocho” y la “estampita” se ha puesto en práctica en las altas esferas del mundo de las finanzas y además con un éxito total por parte de los “tontos”, a uno se le ponen los pelos como espárragos trigueros, cuando comprobamos en manos de quien están los pocos o muchos dineros que tenemos ahorrados. Los más acreditados bancos, al menos en lo que concierne e los españoles, han caído como pájaros bobos, y no tan bobos, en las garras de las aves de rapiña por adentrarse en los territorios donde las rapaces campan a sus anchas, sin antes reconocer el terreno ni vigilar los movimientos de esas aves carroñeras para evitar ser engullidos por estas.
No se si aquí se dará aquello de que “entre tontos anda el juego” pero lo que si nos alarma y nos asusta es que, a lo mejor, o a lo peor, los bancos no son buenos garantes ni buenos gestores para administrar el dinero de los demás cuando el suyo propio lo invierten en operaciones financieras de bajo nivel como son el “tocomocho” y la “estampita” y sino a las pruebas me remito. A mi me resulta muy difícil diferenciar entre timadores y timados. Muy posiblemente sea debido a que yo no entiendo de esas cosas de invertir dinero para obtener “un alto porcentaje de rentabilidad”. En cualquier caso, y si las cosas siguen así, insisto, una vez más, en que tendremos que volver a la vieja costumbre de guardar el dinero en un calcetín o debajo de una loseta, aunque no podamos disfrutar de “un alto porcentaje de rentabilidad”. Pensándole bien el meter dinero en los bancos es algo así como jugar al “todo o nada”.