Economía

Trabaja tú, que a mí me da la risa (España ocupa el puesto 33º en productividad a nivel mundial)

Dice la Real Academia de la Lengua que la productividad es la «capacidad o grado de producción por unidad de trabajo, superficie de tierra cultivada, equipo industrial, etc.», es decir la cantidad de recursos que hay que utilizar para producir un bien o servicio.

Si extrapolamos este concepto al mundo laboral deducimos que la productividad laboral es el número de horas de trabajo que hay que emplear para producir una unidad de bien o servicio.

Pues bien, España ocupa actualmente el 33º puesto en el ránking de productividad a nivel mundial, según un estudio realizado por un equipo de economistas dirigidos por el español Xavier Sala-i-Martín, el cuál otorga a nuestra economía una calificación de 4.59 puntos, sobre 7, en materia de productividad, una puntuación que debería llevarnos a realizar una reflexión interna de alto nivel.

Ahora que andamos enzarzados en la disputa del diálogo social sería interesante que alguien pusiera el grito en el cielo y planteara una reforma estructural que nos permitiera mejorar la productividad de nuestra economía.

El principal factor que afecta a la productividad laboral es la formación de los trabajadores, la cuál en España es realmente preocupante. En nuestro país carecemos de una política de formación continua. Nos encontramos anclados en un régimen laboral funcionarial que no obliga a los trabajadores a formarse con lo que acaban realizando la misma labor, de la misma forma y aplicando las mismas técnicas durante toda su carrera laboral. España necesita políticas proactivas de formación laboral continua de manera inmediata.

Otro factor importante es la flexibilidad de los convenios que permita incentivos adecuados a los trabajadores. España sufre el lastre de trabajadores diferentes cobrando sueldos iguales, por culpa de los convenios colectivos. Estos deberían de ser lo suficientemente flexibles como para permitir que los empleadores pudieran incentivar a los trabajadores que mejor trabajaran en detrimento de los acomodados o ineficientes.

Y, por último, pero tal vez más importante, en España se premia la presencia en lugar de la eficiencia. En nuestro mercado laboral está siempre mejor visto un trabajador que ocupe su puesto de trabajo durante más horas, aunque sea ineficiente durante dicho tiempo, que un trabajador que un trabajador que realize su labor en menos horas. Ello provoca que los trabajadores tiendan a alargar sus tareas, a procurarse mayor tiempo de ocio y a realizar descansos más alaragados. Es un problema de cultura empresarial. Lo que importa es la calidad del trabajo realizado, no el tiempo que se empleó para realizarlo.

Tres puntos singulares en un conjunto de complejidad extrema que provoca que España sufra un retraso recurrente con respecto al resto de países desarrollados. Porque basados en nuestro mercado laboral funcionarial, injusto y presencial no cabe otra filosofía más allá del ‘trabaja tú, que a mí me da la risa’.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.