El 13 de agosto del año en curso murieron 25 personas y 18 salieron heridas en un trágico, fatal, triste y lamentable accidente entre un camión volquete, un carro particular y un bus de la ruta Las Garzas de Pacora sumándose a los otros trágicos accidentes de buses ocurridos en Kuna Nega donde murieron 4 personas y en la Avenida Martín Sossa donde murieron 18 personas calcinadas. No quiero hacer un recuento de los heridos y muertos, victimas del sistema de transporte público en Panamá, porque esto va más allá de frías cifras. Quiero señalar que no podemos seguir manteniendo un sistema de transporte público deshumanizado, peligroso, obsoleto y malo. Pasados gobiernos hicieron poco para resolver el problema. Le toca al actual la responsabilidad de resolver el problema. He presenciado y sufrido los malos tratos, insultos, agresiones verbales, regatas, exceso de ruido, velocidad y pasajeros, buses en pésimas condiciones mecánicas y accidentes. El sistema de transporte publico en Panamá colapso, esta en crisis irremediable y no es sustentable. Se pensó que con la tragedia del bus quemado en la Avenida Martín Sossa, el gobierno pasado iba a resolver el problema, dar algunos correctivos o tomar medidas a nivel legal, administrativo o político. No fue así y se perdió otra oportunidad. El problema es complejo y tiene muchas aristas. Una dirigencia transportista oportunista, egoísta y mezquina con claros intereses politiqueros, autoridades que no cumplen ni hacen cumplir la Ley permitiendo el caos y la anarquía reinante en el sistema y que no brindan soluciones y correctivos profundos e integrales, conductores irresponsables, negligentes e incumplidos que arriesgan con su conducta la vida e integridad de sus pasajeros, llenos en su historial de boletas e infracciones y buses de segunda y tercera calidad que no reciben el pertinente, adecuado y debido mantenimiento. Construidos para llevar a niños y jóvenes de primaria y secundaria y no adultos.
Estos buses que son sobre utilizados más allá de la capacidad física y material con que son construidos, contribuyendo a su rápido deterioro y desgaste. Este sistema y los transportistas han causado luto, dolor e indignación por su conducta y acción a una comunidad y los ciudadanos que somos sus clientes y pasajeros. Lamentablemente, no se aprendió la lección. Hoy sufrimos otra vez la muerte de inocentes. El gobierno debe cumplir con la promesa de campaña de un nuevo sistema de transporte público masivo de pasajeros. Debe ser un sistema que cumpla con altos niveles de calidad, eficiencia, seguridad y donde el pasajero sea el centro y sujeto principal. Le toca a la ciudadanía demandar y exigir un buen sistema de transporte público masivo digno para bien y mejoramiento de la comunidad panameña y a las autoridades ser enérgicas, firmes y vigilantes de que los transportistas respeten y acaten la Ley. Este articulo se lo dedico en honor a la memoria de los compatriotas panameños que han perdido la vida, los que han salido heridos y lesionados y a sus familiares que han perdido a sus seres queridos.