Fue esa tarde color uva cuando se convirtió por primera vez en “Trompeta” Tenía tan solo cuatro años y ya había perdido a sus padres en un brote de dengue hemorrágico. Tuvo que irse a vivir con la abuela a la casa vieja, once tortugas, siete perros, dos patos, una garza, catorce pájaros, un loro y hasta unas arañas verdes de esas que asustan.
Al final del pasillo que da a la cocina estaba esperándolo una trompeta dorada que a decir de la abuela nadie había podido tocar desde la muerte de don Lucas, su abuelo. Manolito tomó con sus dos manos el instrumento y se lo llevo diestramente a la boquita, inmediatamente comenzó a escucharse en toda la casa el sonido alegre y marcial de una trompeta. Los animales comenzaron a escucharle hipnotizados y se acercaron al niño, claro, excepto los pájaros que estaban encerrados en sus jaulas. La abuela y otras gentes que se encontraban en el interior de la casa, al percatarse de lo que ocurría llamaron a los vecinos para que fueran testigos de lo que estaba sucediendo. Como vivían en la plaza principal de aquel pueblo, rápidamente se atiborro el lugar de personas que acudían desde distintas partes para ver el milagro, y ya la casa parecía un festín, y hasta el alcalde y el cura, que se encontraban enfrente en sus oficinas, salieron para ver lo que ocurría, todos estaban de acuerdo en que ese niño había hipnotizado a los animales y a los presentes con el sonido de la trompeta, porque no se les ocurría otra razón para haber acudido en tal número, más de quinientas personas aseguran haber sido hipnotizadas por el sonido del instrumento. Desde ese día a manolito lo van a visitar a casa de su abuela todo tipo de personas, algunas que le hablan de dios y sus milagros, porque aunque nunca más volvió a repetir aquel prodigio y tampoco lo recuerda, este se quedo grabado en la memoria popular de las personas del lugar y pronto se paso la voz a los pueblos vecinos. El día que falleció “Chandoso” se le escucho decir a Manolito, que por cierto no era de hablar mucho, que dios existe en los pensamientos y en los sueños de quienes lo quieran y no lo quieran encontrar, pero no como para regresar a la vida a un amigo perro muerto. Entonces surgió en él la duda que lo acompañaría en el transcurso de su vida. Qué había sucedido realmente esa tarde color uva de su infancia, para que todos sus amigos le digan “Trompeta”