La independencia informativa de la radio y televisión pública en España se vio amenazada cuando los miembros de su Consejo de Administración dejaban en manos de los consejeros el poder para ejercer una forma de censura previa. Con la aprobación de su propuesta, los consejeros habrían podido conocer la duración de cada noticia, ver los videos, el titular y el enfoque de las noticias antes de su emisión, o incluso ver la redacción de las informaciones en tiempo real.
Los consejeros, nombrados a propuesta de partidos políticos y sindicatos, negaron que la medida aprobada buscara una censura previa. Pero la noticia y las respuestas de indignación de periodistas de la talla de Juan Ramón Lucas, Pepa Bueno, Ana Pastor García y Fernando González Urbaneja circulaban ya por Twitter. Miles de colegas de profesión y de usuarios habían inundado con comentarios las redes sociales antes de que los partidos políticos y de los sindicatos anunciaran la retirada de la propuesta.
“Ha habido un malentendido”, se alcanzó a oír, como dicen muchas veces quienes han “metido la pata” y quieren dejar constancia de su “buena fe”. El líder de la oposición, Mariano Rajoy, dijo con una sonrisa que “rectificar es de sabios” y aprovechó para decir que estaba en contra de la interferencia de políticos en la televisión pública. Cosa que, según insinuó, ocurre con el actual gobierno. Quizá no le informaron de que la polémica medida había sido propuesta por Rosario López Miralles, consejera nombrada por el Partido Popular (PP) que él preside. O ya se siente ganador de las próximas elecciones generales y prefiere flotar con lo que él entiende por “perfil bajo” y que algunos ciudadanos interpretan como “hablar mucho” sin decir nada.
Sólo los consejeros de Izquierda Unida y de la Unión General de Trabajadores se alzaron contra la iniciativa. Los consejeros nombrados por el Partido Socialista, por Esquerra Republicana de Cataluña y por Comisiones Obreras se abstuvieron; los del PP y los del partido catalán Convergencia i Unió, de corte neoliberal y conservador, votaron a favor.
La consejera que alzó la propuesta de supervisión de contenidos prefiere no comentar sobre la revocación de la medida. Pero los periodistas de Radio Televisión Española y los de otros medios de comunicación exigen su dimisión y la de de los consejeros que no se opusieron. Hace cinco años, sin redes sociales, el conocimiento de esta decisión no se habría propagado con la misma velocidad por tantos miles de personas.
Pasado el desenlace feliz, algunos ciudadanos van más allá de pedir la dimisión de los consejeros que promovieron la decisión o los que no se opusieron a ella. Hay periodistas que se preguntan porqué los consejeros de medios de comunicación que se pretenden públicos e independientes tienen que ser propuestos por partidos y sindicatos con intereses particulares. Por eso piden que se elijan en función de sus méritos por un organismo público e independiente, a lo que muchos responden que esto no es posible porque “primarían los intereses del partido en el poder”.
María Dolores de Cospedal, también del PP, aprovechó su presencia hace unos meses en Los desayunos de Televisión Española para cuestionar la independencia de la televisión pública. Ana Pastor García, la joven periodista que conduce el programa, dejó en evidencia a uno de los pesos pesados al demostrar lo contrario con argumentos y ejemplos. A muchos ciudadanos les sorprendió que la representante política atacara a una periodista considerada frontal y tenaz cuando entrevista a personajes de la vida política. En Youtube se pueden encontrar entrevistas como la que le hizo a Mahmud Ahmadineyad, o la ya citada a Dolores de Cospedal.
Algunos señalan a la BBC británica como paradigma de medio público e independiente. Está gestionada por un Consejo de Administración y tutelada por un Consejo asesor. Aunque a los miembros de éste último los nombra el gobierno, su función se limita a velar por el cumplimiento de las obligaciones de la televisión pública y de los derechos derivados de la Carta Real. Esto garantiza un medio del que puede disfrutar cualquier ciudadano sin que importen sus convicciones políticas o sus creencias individuales. Eso debería de ser la televisión pública: un medio para todos.
Carlos Miguélez Monroy
Periodista, coordinador del CCS