El primer año de Mariano Rajoy al frente del Gobierno se podría resumir en que hizo lo que hizo sin querer hacer lo que hizo y haciendo todo lo que no quería hacer yendo en contra de lo que su propio sentido común le decía que debía hacer. En definitiva, que el pobre Mariano se ha tirado 7 años navegando por los mares del infierno, soñando con conseguir el poder y cuando lo ha tenido en la mano se ha dado cuenta de que no sirve de nada, porque el poder, como todo hoy en día, está globalizado, con lo que se ha limitado a ejecutar las órdenes de los demás con el relato retórico de que no hay otra alternativa, ¿nos lo creemos? Pues hasta ahora parece que sí, pero ¿y si la hubiera?
Elucubremos una ucronía simbólica y sin ninguna pretensión, modificando las causas e imaginándonos las consecuencias. Utilicemos, por ejemplo, el sector financiero. Imaginemos que el Gobierno español hubiera decidido que no se le rescataba, y en lugar de ofrecer las arcas públicas para el saqueo general de los bancos y cajas se hubiera creado una Sociedad Estatal de Crédito, o llámalo como quieras, para financiar la economía real, la de las empresas y los ciudadanos, en lugar de la economía financiera, la de los especuladores. Algunas entidades hubieran caído, no hay duda, pero a cambio la economía hubiera crecido.
Al crecer la economía se hubiera generado una mayor recaudación pública a través de los impuestos, con lo que la carga impositiva se podría haber reducido y el IVA no se hubiera tenido que tocar, con lo que la renta disponible de los ciudadanos, el dinero que pueden gastar, sería también mayor y con ello se hubiera dinamizado el consumo, que hubiera tirado de la inversión y ésta hubiera atraído a nuevas entidades financieras al mercado (la demanda crea su propia oferta, no al revés por mucho que se empeñara Say), supliendo a las que cayeron por su propia ineficacia, no lo olvidemos.
El Estado podría, por tanto, sanear su deuda, no por el recorte de gasto sino por el incremento de ingresos que junto a una racionalización necesaria del gasto permitiría recuperar la cordura en los presupuestos y aligeraría la carga excesiva de los intereses de la deuda.
Si se me permite, entonces, la ucronía mal diseñada, por supuesto, que por algo no soy historiador ni un año computa como historia, nos encontramos con que si las decisiones se hubieran tomado en otro sentido no nos encontraríamos en la situación en la que estamos hoy en día, aunque claro eso nunca lo sabremos con certeza y puede que todo hubiera acabado torciéndose. Lo único cierto es que el camino que se eligió nos ha llevado al desastre y no creo que otras alternativas hubieran resultado peor, ¿no crees?