A pocos kilómetros de los resorts de lujo, de las arenas blancas y de las aguas cristalinas de varias islas del Caribe palpita otra realidad. El estallido social amenaza la tranquilidad de quienes buscan ahà un paraÃso natural para irse de vacaciones o fiscal, para evadir impuestos. Los miles de millones de dólares evadidos sangran a paÃses que necesitan fondos para escuelas, para hospitales y para el resto de servicios públicos que garantizan derechos fundamentales.
El periodista Robbin Wigglesworth, del Pulitzer Center on Crisis Reporting y del Financial Times, denuncia la creciente pobreza, adicciones a las drogas y violencia en islas como Trinidad y Tobago, Barbados y Jamaica. Los gobiernos de estas islas buscan renegociar su deuda externa ante el peligro de impago. Pero el Fondo Monetario Internacional impone recortes similares a los que ha impuesto a los gobiernos de paÃses europeos.
Esa “polÃtica de austeridad†resaltarÃa más la brecha social en paraÃsos para turistas y para evasores construidos encima de una población local sin trabajo ante altos niveles de inflación. Miles de millones de dólares virtuales se manejan desde edificios blindados, a pocos metros de las calles donde deambulan personas sin hogar, enfermos mentales, drogodependientes y niños que no asisten al colegio. Algunos sà lo hacen pero sin poder desayunar antes, lo que perjudica su aprendizaje.
El crimen organizado se ha instalado en un vacÃo de poder ante la degradación de las instituciones públicas. El periodista norteamericano denuncia que cárteles mexicanos de la droga han recorrido los kilómetros de distancia que los separaba de estos paraÃsos y encontrado el caldo de cultivo que necesitaban para instalarse: la falta de oportunidades y un creciente vacÃo de poder. Ni siquiera necesitarÃan viajar para guardar las ganancias de su negocio sin necesidad de justificar su procedencia.
Ese secreto bancario constituye la esencia de los paraÃsos fiscales. Pero como denunciaba Javier Ortiz, un conocido periodista español que murió en 2009, las economÃas de los paÃses ricos dependen de estos centros offshore: “¿Que por qué no acaban las grandes potencias con los paraÃsos fiscales? Porque son parte de su modus operandi. Un capitalismo sin paraÃsos fiscales serÃa como un jardÃn sin estiércolâ€.
En los propios paÃses, los tribunales encuentran todo tipo de obstáculos para investigar casos de corrupción y de tráfico de influencias que suelen derivar en desvÃos millonarios hacia paraÃsos fiscales. Muchos delitos económicos no están tipificados en los códigos penales, y la existencia de paraÃsos fiscales dificulta seguir la pista del dinero.
Jamaica tiene uno de los Ãndices más elevados de crimen y de homicidios en el mundo. Sus cárceles hacinadas tienen un exceso de presos condenados por delitos menores relacionados con la marihuana. Algunas voces exigen una despenalización similar a la de algunos estados en Estados Unidos, más cuando la marihuana forma parte de la cultura local. El gobierno enfoca la inseguridad de las calles desde una perspectiva policial en lugar de invertir en educación, en fortalecer la economÃa local y en crear puestos de trabajo. Además, los recortes que impone el FMI para “renegociar la deuda†ponen en peligro esas necesarias inversiones sociales que despertarÃan expectativas de futuro en las generaciones más jóvenes. La clase media desaparece en Jamaica, como ha ocurrido en otros paÃses que han seguido las recetas de los organismos internacionales. En Barbados se ha congelado el sueldo de los funcionarios. El gobierno ha despedido a 3.000 de ellos, también por exigencia del FMI.
Las poblaciones de estas islas están aún más expuestas que las europeas por la dependencia que tienen sus economÃas del turismo. También por la falta de infraestructuras, de inversiones para servicios públicos, por carencias en educación y por un pasado colonial y de esclavitud que aún arrastran.
China invierte millones en infraestructuras y lanza una ofensiva diplomática, aprovechando el descrédito del FMI por las consecuencias de sus polÃticas y el cada vez menor interés de Estados Unidos en este “patio traseroâ€. Le gana terreno geopolÃtico a Estados Unidos y a Taiwán, que tenÃa presencia hasta ahora. Pero el modelo económico del gigante asiático no plantea una alternativa más humana al capitalismo de casino donde coexisten una riqueza obscena y una creciente miseria en islas tan pequeñas con tan grandes contradicciones.