Tengo un amigo que suele decirle a los militares, mi general, mi coronel, mi capitán…Á‰l, que es profesor y civil, no debería hacerlo, y en más de una oportunidad se lo he dicho. El civil debería leer, constantemente, la Constitución que, cuando fuera promulgada, el ciudadano presidente Hugo Chávez calificara perfecta y destinada a durar más de cien años. Pues bien, ese máximo instrumento normativo, que hoy es defendido por todos los venezolanos, sólo acepta el tratamiento oficil, y yo diría que no sólo oficial, de ciudadano. Los civiles y no civiles, al presidente no deben decirle comandante, porque Chávez no fue electo como militar sino como civil, retirado del ejército, por su participación protagónica en el golpe de estado del 4F92. La ciudadanía hay que defenderla. Leer y releer la constitución vigente de 1999 es un modo de hacerlo. Defenderla, otro. La ciudadanía nos lleva a pensar que tenemos deberes y derechos que cumplir. Nos debe hacer pensar y luchar por lograr que los gobernantes sean servidores de la sociedad civil y no al revés. Nunca debe aceptarse ser sirviente de nadie porque se es ciudadano. Los gobernantes deberían tener en mente la cristiandad: Vienen para servir y no para ser servidos. La única revolución del siglo XXI es la de la ciudadanía. Así lo creo y así lo expongo.
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Sobre el Autor
Jordi Sierra Marquez
Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.